El Financiero

El ‘destape’: ¿quién y cuándo?

- Opine usted: enrique. quintana@ elfinancie­ro. com.mx Twitter: @E_Q_ ENRIQUE QUINTANA

El sistema político mexicano tiene peculiarid­ades respecto al de otros países.

Una de sus caracterís­ticas singulares es el ‘destape’, como lo denominó desde hace muchos años la picaresca política.

Se trata del proceso en el que el líder en turno revela quién es su candidato. En el pasado iba más allá y se definía de facto quién habría de ser su sucesor.

Algunos piensan que se trata sólo de la cultura priista. En realidad, no se limita solamente al PRI. Por ejemplo, en Morena no es concebible que alguien sea candidato a un puesto de relevancia que no esté ‘palomeado’ o de plano elegido por López Obrador.

Pero, enfocándos­e sólo al PRI, hay tiempos y circunstan­cias que segurament­e van a acotar el ‘destape’.

Ya se ha dicho muchas veces, pero no está de sobra repetirlo: quien va a elegir es el presidente Enrique Peña.

Y, de acuerdo a todo lo que ha revelado, va a elegir entre un grupo acotado de prospectos revelado por Emilio Gamboa, bajo la premisa de que el dedo se dirigirá a quien el presidente crea que tiene más posibilida­des de ganarle a los otros candidatos.

Hoy hay uno solo que ya está definido: Andrés Manuel López Obrador. Y hay una incógnita importante respecto a si el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano tendrán la capacidad de acordar el respaldo a un solo candidato.

El escenario político será muy diferente si cada partido postula un candidato en lo individual o si respaldan a uno solo.

El presidente Peña esperará a que haya indicios más sólidos respecto a ello.

Pero hay dos fechas que van a acotar su decisión y que hacen pensar que se dará a conocer entre el 16 y el 30 de noviembre.

La primera es el límite para aprobar el Paquete Económico, que hoy se entregará a la Cámara de Diputados.

La Constituci­ón fija que el 15 de noviembre es el plazo para autorizar el Presupuest­o.

No es imaginable que el secretario de Hacienda deje a medio camino el proceso de aprobación del Presupuest­o del último año del sexenio.

Y, si incluso hubo una Asamblea del PRI para que las reglas cambiaran y pudiera estar dentro de los posibles, no es concebible que al final se le excluya por estar ocupado en la negociació­n del Pre- supuesto con los legislador­es.

La fecha final tiene que ver con el relevo en Banco de México. Agustín Carstens estará al frente del banco central hasta el 30 de noviembre. Y aunque no es obligado que se le reemplace de modo inmediato, los mercados financiero­s estarán más tranquilos si al menos ya existe un nombre propuesto.

Y en caso de no ser candidato del PRI, ese nombre debiera ser el del secretario de Hacienda.

Por esa razón, la ventana entre el jueves 16 y el jueves 30 de noviembre será crucial.

Me parece que, salvo un hecho inevitable, la elección del presidente no se hará pública antes ni tampoco será después del último día de noviembre.

Los posibles están más que señalados. El tema que debe resolver el presidente Peña es si, además del voto duro priista y de sus aliados, resulta más importante atraer los votos que eventualme­nte se han inclinado por el PAN en el pasado, o buscar los votos del PRD y sus aliados. O si el gran tema serán los electores que no tienen preferenci­a partidista.

De esos factores dependerá el quién. Ni más ni menos.

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