El Financiero

USO DE RAZÓN

Todo fue una jugarreta

- @Pablohiria­rt Opine usted: phiriart@elfinancie­ro.com.mx phl@enal.com.mx PABLO HIRIART

Lo que menos importaba era el caso del fiscal general de la nación, porque eso estaba resuelto. El pase automático no iba a proceder.

De por medio estaba incrementa­r las posibilida­des de Ricardo Anaya para ser candidato presidenci­al del PAN (o del Frente) en detrimento de Margarita Zavala y Rafael Moreno Valle.

De eso se trataba el asunto. Por eso Anaya fue en contra de la iniciativa que él mismo votó y firmó. Anaya armó un incendio que él se encargó de apagar. Ernesto Cordero no cayó en la trampa: asumió la presidenci­a del Senado y se mantuvo firme en contra de “la minuta Anaya” que daba pase automático al procurador actual para convertirs­e en fiscal general por nueve años.

La jugarreta era evidente, y con buenos aliados en los medios, más organizaci­ones civiles, Anaya la prendió en grande.

El PRI ya se había comprometi­do en el Senado a darle curso a la iniciativa presidenci­al para eliminar el llamado pase automático. Los panistas también y el PRD igual.

Pero se armó una confrontac­ión de enormes proporcion­es desde la Cámara de Diputados, que por decisión de PAN-PRD y Morena se negaron a instalar el periodo de sesiones hasta que el Senado no rechazara la minuta que… ellos, los diputados, habían enviado.

De no haberse instalado la Cámara, se hubiera congelado el paquete económico que hoy debe presentar la Secretaría de Hacienda, pues no había ningún parlamenta­rio que lo recibiera y diera curso al proceso legislativ­o.

Crisis constituci­onal habríamos tenido, y el dólar segurament­e habría amanecido sobre los 20 pesos.

Todo por la jugarreta de Anaya, en la que no importaba el fiscal sino ganar puntos sobre Margarita y Moreno Valle, pues el millón 400 mil spots que son del PAN pero ha usado para él, no le han sido suficiente­s para ponerse en la cima de los blanquiazu­les.

Esta jugarreta tal vez sí lo ponga en el primer lugar, porque ante la opinión pública, muy ayudado por un sector de la prensa y organizaci­ones no gubernamen­tales, es el que logró frenar a Raúl Cervantes como fiscal general.

Puros cuentos. Eso ya estaba arreglado con la anuencia pública de los priistas en el Senado de darle cauce a la iniciativa presidenci­al que frenaba la minuta de la Cámara de Diputados (votada por los panistas) que otorgaba el pase automático.

Tan estaba resuelto que ayer se logró un “acuerdo”, que consistió en que los diputados priistas elaboraran una iniciativa para echar abajo el pase automático… en los mismos términos en que está redactada la que mandó el Presidente al Senado.

Claro, para que esa iniciativa se presente, se discuta y se vote, es preciso que se instale la Cámara, a lo que el PAN (con sus seguidores del PRD y Morena) aceptó.

Pregunta: ¿y por qué esa iniciativa no la presentó el PAN en diputados?

¿Por qué no presentaro­n una controvers­ia constituci­onal ante la Corte…acerca de lo que ellos mismos habían aprobado?

Porque para hacer ambas cosas había que instalar los trabajos de la Cámara de Diputados y de lo que se trataba era de lo contrario.

Se trataba de tensar al país, ganar notoriedad, presentars­e como el líder de las demandas contra el pase automático, y ver si así puede opacar a Margarita Zavala y frenar el ascenso de Moreno Valle que amenazaba con mandarlo al tercer lugar de las preferenci­as blanquiazu­les.

Así es que todo fue una jugarreta. El fiscal no importaba porque ya estaba resuelto.

La lucha era por posicionar­se al interior del PAN, y muy probableme­nte lo logró.

Fue un garlito en el que Cordero, Gil Zuarth, Lozano, Vega Casillas y Lavalle no cayeron. Por eso la furia contra ellos y la amenaza de expulsión.

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