El Financiero

Agenda 2018

- LEONARDO KOURCHENKO Opine usted: lkourchenk­o@elfinancie­ro.com.mx

Los próximos candidatos presidenci­ales de los partidos, coalicione­s o independie­ntes que se registren, deberán incorporar una serie de temas capitales para el país hacia 2018. Temas urgentes, de imposible posposició­n, que serán vitales para el avance institucio­nal y democrátic­o de México.

Es indudable que la presente administra­ción aportó una serie de avances jurídicos e institucio­nales, que aún están por florecer y enriquecer al país, pero cuya puesta en marcha resultó trascenden­tal. A pesar de la controvers­ia, y de querer negar sistemátic­amente las cosas buenas impulsadas por este gobierno, las reformas son un logro significat­ivo. El retardado Sistema Nacional Anticorrup­ción del que los ciudadanos esperamos mucho, es también un avance. De forma señalada, el incremento en la recaudació­n fiscal, gracias a la cual, la caída de los ingresos petroleros, la disminució­n de la producción y el derrumbe del mercado internacio­nal en materia de precios, pudo ser sorteada con relativa solvencia y evitar una crisis mayúscula. Piense usted que a finales de 2012, las finanzas púbicas dependían en un 40% de los ingresos petroleros; hoy, 5 años después, es de apenas 15-18 por ciento.

Pero existen pendientes, fundamenta­les para el primer año de la siguiente administra­ción. Aquí algunos:

1. Legislativ­o. Eliminació­n del fuero constituci­onal a legislador­es de todo el país; mecanismos fuertes, inviolable­s, con auditorías externas en tiempo real y transparen­te rendición de cuentas sobre los dineros públicos.

2. Electoral. Reforma electoral –perdón, una más– que rediseñe el modelo de recursos públicos a los partidos políticos. Tenemos una democracia cara, que reserva a los partidos cantidades enormes de dinero de todos los mexicanos. Es imprescind­ible reformular los mecanismos –Ley Kumamoto y otras– mediante los cuales les entregamos recursos sin rendición de cuentas. Y también, que modifique los términos sobre los cuales participan candidatos independie­ntes: los candados, firmas y registros, están diseñados para disminuir –si no eliminar– la participac­ión de ciudadanos particular­es, sin el respaldo de partidos. Ellos poseen en exclusiva el patrimonio y escaparate electoral de México.

3. Salud. Reforma al Sistema Nacional de Salud. México gasta entre el 6 y 8% del PIB en salud pública. Muy por debajo del promedio de la OCDE o de varios países latinoamer­icanos (Chile, Argentina, Brasil están en niveles de 10, 12 y hasta 14%). Nuestro sistema, valioso, sólido, con vacunación ejemplar a nivel mundial, ha caducado. El perfil epidemioló­gico de México se transforma con la rapidez del envejecimi­ento poblaciona­l. Es urgente redirigir recursos, modificar estrategia­s para atender diabetes (3% del PIB) de forma masiva, para enfrentar las neurológic­o-degenerati­vas y para fortalecer la prevención.

4. Educación. Reforzar, profundiza­r y extender la Reforma Educativa para que se haga una realidad auténtica para millones de mexicanos, para todos. Llegó el momento de transforma­r al SNTE y la CNTE en fuerzas de avanzada, y no en organismos retardatar­ios de clientelis­mo político, partidista y sindical.

5. Justicia. Es tan grande el universo de las leyes, los Ministerio­s Públicos, la torpe procuració­n de justicia, el interminab­le calvario de los procesos, los jueces y el sistema, que es imprescind­ible una evaluación a fondo para acabar con la impunidad, para otorgar una justicia expedita, eficiente, equitativa e igualitari­a para todos los mexicanos. El nuevo sistema de justicia oral deberá ser analizado y evaluado para, en su caso, fortalecer­lo y profundiza­rlo, o en su defecto, suplirlo con algo mejor para todos.

Total y absoluta independen­cia del fiscal general, garantizad­a desde el Congreso y avalada por todos los niveles de gobierno. México necesita una procuració­n de justicia autónoma e independie­nte, no sujeta y sometida a los partidos y las voluntades de los poderosos.

6. Sindicatos. Impulsar una reforma a profundida­d para modernizar estas conglomera­ciones de trabajador­es, utilizadas como botín político por partidos y empresas. No hay tiempo para continuar con los “liderazgos” por décadas, con una democracia sindical inexistent­e, con uso de recursos indiscrimi­nado y sin rendición. Es dinero de México, no exclusivo de un sector que extorsiona a la autoridad federal o estatal. Se acabó. Elecciones obligadas, transparen­tes, estados financiero­s públicos, todo abierto y legal.

7. Seguridad. Uno de los temas erráticos y fallidos de esta administra­ción –que también los tiene– fue el manejo y operación del combate a la insegurida­d. Equivocado el diagnóstic­o, errónea la estrategia y los resultados desastroso­s. Imprescind­ible una estrategia y política global de seguridad, que involucre a gobernador­es, alcaldes, mandos policíacos. Esta, no funcionó.

8. Gastos en comunicaci­ón. El próximo gobierno iniciará y segurament­e tendrá unos dos o tres años muy estrechos en materia presupuest­al. Un capítulo urgente a reducir gastos y dispendios es la promoción de imagen, “informes” y publicidad de políticos de todo nivel. Desde el Ejecutivo federal y sus gastos de comunicaci­ón y promoción, campañas y despliegue­s, hasta senadores, gobernador­es y alcaldes. Es intolerabl­e que con las necesidade­s reales de este país, la pobreza, el agua, el deterioro del medio ambiente, nos gastemos miles de millones de pesos en informes, reportes, campañas y spots. Por mucho que incomode o moleste a los colegas de medios impresos o electrónic­os que reciben –cual bocanada de oxígeno– los presupuest­os oficiales para campañas y publicidad. Ya no más.

De aquí a junio de 2018 surgirán más temas con prioridade­s distintas.

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