Y ESTA EMPRESA
dispositivo de grabación que pudiera escuchar a las ranas que desaparecían por el calentamiento de sus hábitats. Wildlife había encontrado por fin un cliente al que no le importaba pagar 700 dólares, siempre y cuando el equipo fuera resistente y de bajo mantenimiento. El Song Meter 1, una versión modificada de su dispositivo para aves, ganó el contrato en 2006. El primer aparato sigue rastreando ranas arbóreas en los bosques de Wisconsin.
Feliz con el hardware de Wildlife, un ecólogo del Servicio Geológico ayudó a introducir el Song Meter en otras agencias gubernamentales que realizan investigación científica, monitorean tierras federales o ayudan a determinar dónde instalar turbinas eólicas, de modo que no afecten las poblaciones de pájaros y murciélagos. En el ámbito académico, Agranat también se acercó a la comunidad de ecólogos que había estado batallando para crear sus propios dispositivos. “Ellos llegaron en el momento perfecto”, dice el ecólogo Bryan Pijanowski de la Universidad Purdue, uno de los primeros usuarios que compró más de 100. “Tratábamos de ser ingenieros y fracasábamos miserablemente”.
En la selva amazónica, los científicos del zoológico de San Diego están triangulando los sonidos de disparos desde una red de aparatos Song Meter para atrapar a los cazadores furtivos. En Guam, los investigadores están usando las grabadoras para criar cuervos Mariana, una especie cuyo número se ha reducido a cerca de 200. En la Antártida, los dispositivos suenan la alarma del desprendimiento de los glaciares. Los clientes internacionales ahora representan el 56 por ciento de los ingresos de Wildlife, según Agranat.
Y esa proporción, dice el CEO, será cada vez más importante en la era de Trump. El escepticismo de la Casa Blanca sobre el cambio climático (y su propuesta de un fuerte recorte a los presupuestos de los organismos gubernamentales que aportan cerca de la mitad de todos los fondos de investigación en Estados Unidos) ha hecho que Wildlife se esfuerce por diversificar sus fuentes de ingresos. Así, la compañía ha comenzado a centrarse en los aficionados a observar animales. “Eso garantiza el futuro de la compañía”, dice Sherwood Snyder, director de gestión de producto de Wildlife.
En febrero, el equipo de Snyder lanzó Song Sleuth, una aplicación de diez dólares que identifica pájaros y algunas ranas por su sonido a través del micrófono de un smartphone. Sus listas de animales provienen principalmente del ornitólogo David Sibley, cuya guía de campo ha sido la biblia de los observadores de aves durante las últimas dos décadas.
GLOBAL. LOS APARATOS SONG METER SON USADOS DE LA SELVA AMAZÓNICA A LA ANTÁRTIDA.
Me quedaba despierto pensando en algoritmos y pájaros, y luego amanecía y todas esas aves comenzaban a cantar” IAN AGRANAT