¿Por qué en México estamos tan pobres y tan contentos?
Es contrastante, por un lado dieron a conocer las cifras de pobreza con más de 53 millones de personas que viven en condiciones de fuertes carencias económicas y el Happy Planet Index señala a México como una de las naciones con mayor grado de felicidad en su población, ocupando el segundo lugar de 140. El primero lo tiene Costa Rica, en tanto Estados Unidos está en el 108, Japón en el 58 y Suecia en el 61.
Estos datos denotarían que el bienestar económico es intrascendente para la percepción de felicidad. Les comparto algunas reflexiones que podrían acercar estas dos posiciones contrarias. 1.- Una posibilidad, es que la felicidad no está vinculada con las posesiones, sino con lo que quisieras obtener. Bajo este enfoque, en los países ricos hay más tentaciones y deseos insatisfechos, mientras que en los pobres puede haber la aceptación de no poder alcanzarlos.
Barry Schwartz, autor de The Paradox of Choice, señala que las personas son infelices ante las innumerables alternativas. Es decir, la gente estaría más abrumada con tantas variedades de elección. 2.- Una explicación de la infelicidad de los ricos sería la competencia. Según Richard Layard en su libro Happiness, la satisfacción en relación al ingreso depende de dos elementos: las posesiones de otras personas y lo que con frecuencia se obtiene. En el primer caso, los sentimientos están gobernados por la comparación social y en el segundo por la habituación.
Un hallazgo importante de Layard es que el estándar de vida es parecido al alcohol o las drogas y una vez que se tiene cierta experiencia en ese sentido, es necesario seguir ascendiendo si se desea sostener la felicidad, como si fuera un vicio.
3.- Los países con un nivel alto de pobreza podrían tener otros activos que soportan la felicidad. Según el especialista José de Jesús García Vega los estudios demuestran que el 50 por ciento esta determinada por los genes, un 40 por ciento con lo que hacemos intencionalmente y un 10 por ciento por las circunstancias.
En particular, en México hemos desarrollado conceptos como la solidaridad, la religión o la familia, que estarían ayudando a ser un país con un alto grado de satisfacción.
El punto central no es cuánto dinero tenemos, sino cuál es la relación con ese recurso, para qué lo utilizamos y nuestras propias expectativas de vida.