El Financiero

JERRY SEINFIELD: EL ARTE DE HACER REÍR CON NADA

- Rosario Reyes

Su primer show tuvo sólo un espectador. Y no recibió un aplauso, sino una risa tan franca, que aquel amigo de la infancia le escupió un bocado de galletas y leche. Tenía 8 años y así descubrió que quería ser comediante.

Jerry Seinfield es hijo de dos inmigrante­s judíos: Kalman, de origen húngaro, y Betty, de Siria. Creció en el suburbio de Massapequa, en el condado de Nassau, Nueva York, y siempre ha vivido en la Gran Manzana.

“Creo que la ciudad es divertida. Todos aquí somos divertidos de alguna manera”, dijo en el especial que el programa 60 Minutes le dedicó en 2016, en el que explicó por qué ser comediante lo hace feliz. “Cuando somos niños, lo único que hacemos es divertir a la gente. Después, todo se vuelve serio y eso es triste. Yo quiero seguir divirtiénd­ome”.

Seinfield ha reconocido en varias ocasiones que es un tipo afortunado. Tras un exitoso debut en el local de comedia neoyorquin­o

Catch a Rising Star, en 1975, se convirtió en estrella del stand up. Y un par de años después ya era invitado habitual del programa de HBO de Rodney Dangerfiel­d. Otros

shows como el de Johnny Carson o el de David Letterman también lo recibieron con entusiasmo.

Así que cuando presentó, al lado de su socio Larry David, una

sitcom que originalme­nte se llamaría Stand Up, basada en sus rutinas en vivo, la NBC no dudó en aceptarla, incluso con la poco común estrategia de venderla como un programa acerca de nada.

“Hablaba de nada, pero hablaba de todo”, dice el actor y conductor Horacio Villalobos. “Con su show, Seinfield mostró que las cosas simples de la vida podían ser verdaderam­ente hilarantes y que a la gente simple le ocurren cosas extraordin­arias”.

La vida del mismo Jerry es una muestra de eso, pues pasó de los locales de comedia a actuar, escribir y producir junto a Larry David (creador del éxito de HBO Curb

Your Enthusiasm) una de las series más importante­s de la televisión en Estados Unidos. Seinfield se mantuvo por 11 años, de 1989 a 1998.

Según 60 Minutes, la fortuna de Seinfield asciende a 800 millones de dólares, con la que podría dejar de trabajar, pero sigue en activo. En el programa por Internet Comedians in Cars Getting Coffee entrevista a sus personas favoritas, entre las que se encuentran el ex presidente Barack Obama y varios de sus colegas, como Will Ferrel, o el recienteme­nte fallecido Jerry Lewis, en combinació­n con una de sus grandes pasiones: los autos. Se ha documentad­o que es dueño de 46 modelos de Porsche.

El crítico de televisión mexicana Álvaro Cueva afirma que el humor de Seinfeld radica en que el espectador se ve a sí mismo en la pantalla. “Supo entender que lo que él vivió, al igual que muchísimas familias promedio de Estados Unidos de los años 60 y 70, era hilarante. Tuvo la visión de detectar que eso era tan común que tenía una vena humorístic­a”.

Seinfield fue capaz de encontrar la gracia en asuntos tan simples como que las familias de su generación fuesen numerosas, que en los automóvile­s no había cinturones de seguridad, o que los padres les daban a los niños comida chatarra sin remordimie­nto alguno.

“Todo eso que para cualquier persona sería lo normal o algo incluso dramático, él lo llevó como un chiste a los escenarios, y luego, en los años 90 lo transformó en una sitcom”, añade.

El autor de libros humorístic­os como Seinlangua­ge, practicant­e de Meditación Trascenden­tal y creador de una fundación que apoya la paternidad, es un genio único, reconoce el actor Héctor Suárez Gomís. “Lo descubrí en un programa de Johnny Carson y luego tuve oportunida­d de verlo en vivo en

Laugh Factory o en The Comedy Store en Los Ángeles. Me llamó mucho la atención que estaba de traje, no decía una sola grosería y lo meticuloso que era en sus observacio­nes de la vida”.

Hablaba de nada, pero hablaba de todo. Seinfeld mostró que las cosas simples de la vida podían ser verdaderam­ente hilarantes” HORACIO VILLALOBOS Actor y conductor

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