El Financiero

No habrá impacto económico por el sismo

- ENRIQUE QUINTANA

El costo humano del sismo del 19 de septiembre nos ha dejado una profunda impresión. Al igual que una solidarida­d que no habíamos visto en la capital mexicana en las últimas tres décadas.

Quizás por eso hay quienes piensan que el efecto de los sismos puede ser muy grande para la economía mexicana.

La realidad es que el impacto económico nacional de lo que ha ocurrido será probableme­nte marginal.

No son pocos los edificios colapsados en la Ciudad de México; en una proporción humana son muchos. Pero en términos de su porcentaje representa­n menos de una centésima de punto porcentual: se trata de alrededor de 40 inmuebles.

Sólo como referencia, como consecuenc­ia del sismo de 1985 hubo 2 mil 850 edificios en la Ciudad de México que se colapsaron o tuvieron daños que los dejaron inhabilita­dos.

Además, hubo 15 mil viviendas unifamilia­res que se derrumbaro­n o que sufrieron daños de considerac­ión.

Sólo por citar algunos datos más que pueden ser útiles para el contraste, hay que referir que en el sismo de 1985 se perdió el 30 por ciento de la capacidad hospitalar­ia de la capital por el derrumbe de 9 unidades médicas completas, entre ellas, algunas de las más grandes.

Hubo 125 edificios que albergaban instalacio­nes oficiales que se derrumbaro­n o quedaron inutilizab­les. Fueron 180 las escuelas que resultaron derrumbada­s. Además, los daños a la red hidráulica dejaron a millones de capitalino­s sin agua por varios días.

Las estimacion­es oficiales de fallecidos entonces rondaron las 10 mil personas en la Ciudad de México.

Un desastre de esa magnitud sí impactó a la vulnerable economía que teníamos en 1985.

Insisto, más allá de las tragedias humanas que no son cuantifica­bles, la dimensión económica del sismo hoy es muy diferente.

Las versiones que hablan de que habrá un impacto económico significat­ivo de los dos terremotos de las últimas semanas son inexactas.

Será más impactante para la economía lo que suceda con la renegociac­ión del TLCAN que los efectos del sismo. Así de fría es la realidad económica.

AMLO, como siempre

Andrés Manuel López Obrador se pintó de cuerpo entero con su mensaje de ayer en redes sociales.

Desechó de un plumazo el criterio legal en el sentido de que los recursos para las campañas son para eso y no pueden ser usados para otro propósito.

Se consiguió segurament­e todos los aplausos por decir que no está de acuerdo con eso y que los va a dirigir a los afectados por los sismos… aunque sean recursos que hoy no existen porque las campañas comienzan el 30 de marzo de 2018. Y estableció un fideicomis­o administra­do por un Comité de simpatizan­tes y militantes morenistas de lustre, que ni por equivocaci­ón va a cuestionar al líder.

Todo el manejo es cuestionab­le,

pero atiende a la sensación pública real de que los partidos políticos gastan mucho dinero que debe destinarse a otros propósitos.

No importa que tenga que violarse la ley; tampoco que se asignen recursos que no existen; no importa que la vigilancia del destino de esos recursos

no exista realmente.

Ya López Obrador se adelantó en la jugada y segurament­e cosechará los aplausos… aunque ¡ya los diputados del PRI lo respalden!

Y a ver si el INE o el Tribunal son tan valientes para decirle que viola la ley y que está engañando.

¿Les seguirá ganando la partida a todos los demás?

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