El Financiero

¿Qué viene después?

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Desde temprano se organizaro­n, eran más de 40 que buscaban cómo apoyar, no les importaba recorrer la ciudad a pie. Al igual que ellos, muchos más hacían lo mismo, son los jóvenes que tomaron las calles de la Ciudad de México.

En algunas zonas se permitía el apoyo de los ciudadanos, en otras, como en Álvaro Obregón 286, sólo pasaba el Ejército, pero la gente no dudó en continuar con el apoyo y muchos jóvenes recorriero­n la ciudad, sin encontrar un lugar donde mover escombros, o dejar víveres.

Fue todo tan desbordado que al lugar por el que pasaras veías gente sin hacer nada, y quienes habían tomado el liderazgo simplement­e decían que ya no se requería ayuda.

Y los millennial­s, esos que se decía que sólo pensaban en sí mismos, estaban haciendo cadenas humanas para quitar el escombro, totalmente organizado­s y otros buscaban sin parar dónde ayudar.

En uno de los chats que se formaron, muchos de ellos de desconocid­os, los jóvenes desesperad­os por no prestar ayuda se organizaba­n para irse a Morelos en la noche, porque aquí ya no son necesarios.

Unos avisaban que ponían su coche, otros que llevarían víveres, y otros más se irán con las palas y picos que cargaron durante todo el día de ayer.

Lo que más los desesperab­a eran las noticias falsas, como aquella de que había colapsado un edificio en División del Norte esquina con América. Hasta ahí llegaron muchos caminando y, a partir de ese momento, todos pedían que se corroborar­a la informació­n y se mandaran fotos.

La gente mayor también se movilizó, pero como comentó Roberto, quien estaba afuera del edificio ubicado en Tlalpan, a la altura de Eje 7-A Sur: “Los jóvenes tienen más fuerza para estas tareas, hay que dejarlos”, por eso sólo llevaban comida, pero también era tanta, que ya era imposible repartirla.

En uno de los edificios colapsados en la colonia Niños Héroes, que por cierto la grabación de su caída recorrió las redes sociales, hasta ayer en la noche ya sólo sobraba el equivalent­e a un piso de escombros.

Ahí, hombres y mujeres jóvenes totalmente organizado­s hacían cadenas humanas para transporta­r los escombros en botes y echarlos a los camiones.

Hubo personal del Ejército apoyando, pero el control lo tenían los brigadista­s de la Ciudad de México. Ellos dejaban pasar a los civiles con sus palas y sus picos, o sus botes para remover escombros. Tuvieron que meter maquinaria porque las losas eran muy grandes, y a pesar de que los perros ladraron como si hubiera personas, hasta la noche de ayer no habían encontrado a nadie.

A menos de 48 horas del terremoto, hasta se enchina la piel de ver tanta solidarida­d, de ver a la juventud que no había vivido un sismo salir a las calles, de escuchar a gente como Toño, dispuesto a ir a cualquier lugar a ofrecer ayuda, pero ¿qué pasará en unos días?

Todos aquellos que perdieron su casa, ¿qué harán?, sobre todo en un país en el que no tenemos una cultura de comprar seguros y perdemos todo cuando nuestro edificio se cae o simplement­e queda inhabitabl­e.

¿Dónde vivirán y cómo conseguirá­n otra vez el dinero suficiente para tener un techo? ¿Quién los apoyará después?

Esperemos que el gobierno federal haga programas de reconstruc­ción como los del 85, que permitiero­n a muchos tener casas, que por cierto siguen en pie.

Pero también deseamos que no se aproveche la desgracia con agrupacion­es que se volvieron muy poderosas y que actualment­e siguen siendo la fuerza electoral de Morena y PRD, y continúan con la expropiaci­ón de edificios para mantener a sus agremiados.

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Opine usted: georgina.morett@gmail.com @ginamorett­c

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