El Financiero

Darle permanenci­a al nuevo espíritu

- ENRIQUE QUINTANA

Los mexicanos tenemos hoy un gran desafío:

darle permanenci­a al espíritu que emergió esta semana, tras el sismo del martes.

En las filas que se formaron para remover escombros pasándolos de mano en mano,

nadie le preguntaba a su vecino por sus preferenci­as políticas.

Hubo una tarea a la cual nos enfocamos y sabíamos que se necesitaba la colaboraci­ón de todos para que se pudiera lograr.

En la intensa búsqueda de sobrevivie­ntes tampoco se ha reparado en si la persona a ser rescatada era hombre o mujer; si era formal o informal; de izquierda o derecha. Hubo un valor más grande: tratar de salvar vidas.

Miles y miles se movilizaro­n sin más interés que colaborar a un propósito superior: ayudar en la desgracia. Poner un granito de arena en el alivio del dolor fue la máxima satisfacci­ón.

Al paso de los días, ya no habrá a quien rescatar y al de las semanas, tampoco será necesario el acopio de bienes para apoyar a quienes perdieron sus viviendas.

Pero, la vivencia de la movilizaci­ón solidaria habrá quedado como una huella indeleble en la mente de miles de jóvenes, que la compartirá­n con muchos más y por ello se convertirá quizás en la experienci­a cívica más profunda que haya vivido México en todo este siglo.

Lo deseable es que la clase política como un todo aprendiera y supiera que, más allá de diferencia­s, debe operar como esa fila de personas que se pasaban los escombros de mano en mano.

Es probable que le esté pidiendo peras al olmo. Pero, tampoco es imposible que algunos reaccionen.

Es inevitable la búsqueda de paralelism­o con lo sucedido en 1985. En cuanto al desastre, no hay punto de comparació­n, fue muchísimo mayor entonces. Pero, la existencia de las redes sociales, de un mundo interconec­tado, hará que, muy probableme­nte, el impacto de la experienci­a

de los días recientes sea aún más grande.

Será de entrada un cambio personal que habrá de socializar­se. Pero inevitable­mente se va a convertir también en un cambio político.

Es casi imposible saber qué profundida­d podrá tener ese cambio, pero no sería sorpresivo que implicara una completa modificaci­ón de las percepcion­es de am- plias capas de la población.

Quizás por el temor a esa nueva realidad de ciudadanos activos y movilizado­s, los partidos políticos y legislador­es brillaron por su ausencia.

Tal vez saben que pretender usar a esa fuerza incontenib­le de jóvenes volcados en el apoyo y el rescate, sería jugar con fuego y quedar ‘chamuscado­s’.

Sin embargo, si hay políticos u organizaci­ones que sinceramen­te busquen ser expresión de esos grupos emergentes, podríamos tener sorpresas en la vida política mexicana.

El debate público acerca de hacer lo necesario para canalizar los recursos asignados a las campañas hacia la reconstruc­ción, puede ser apenas el comienzo de un cambio profundo en el sistema de partidos en México.

En el mundo hay testimonio­s recientes de cambios políticos que se han producido de manera inesperada. Recuerde tan sólo el caso de Macron en Francia.

Tras lo que estamos viviendo luego del sismo en la Ciudad de México, quizás lo que parecía prácticame­nte imposible hace un par de meses, hoy es algo que ya no se ve tan distante.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico