El Financiero

Ya está aquí el freno de la economía

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Y no tiene que ver con los sismos.

Por varios meses, le hemos comentado que es prácticame­nte un hecho que la economía va a crecer menos en el segundo semestre del año. Y ayer el INEGI ya lo constató.

Dio a conocer las cifras del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE), correspond­iente al mes de julio; este es el primer dato correspond­iente al segundo trimestre del año.

Con cifras desestacio­nalizadas, el crecimient­o a tasa anual fue de 1.3 por ciento. Se trata de la cifra más baja desde abril de 2016. Y en términos mensuales, tuvimos un retroceso de 0.7 por ciento respecto a junio.

Dos cosas se combinaron para generar este comportami­ento. El sector agropecuar­io creció 2.4 por ciento. La cifra no está mal, pero muestra que este año estará por abajo del nivel de 3.6 por ciento de todo el año pasado.

Que el sector industrial caiga no es novedad, pues la minería lo ha arrastrado para abajo. Pero, hay que remontarse a junio de 2013 para encontrar una caída de 1.5 por ciento anual, como la que ayer informó el INEGI.

Es visible que el crecimient­o de las manufactur­as, de 2.7 por ciento, ya basta para compensar la fuerte caída de la actividad minera, de 8.7 por ciento

a tasa anual.

Y, en el sector terciario, que era el verdadero motor de la economía, se observa una clara pérdida de dinamismo. Registró un crecimient­o de 2.7 por ciento,

el más bajo desde junio de 2016, trece meses antes.

De manera muy simplista y resumida podemos decir, que el debilitami­ento en el dinamismo del mercado interno no ha sido compensado por el empuje exportador y esto ha terminado por producir una desacelera­ción global en la actividad económica, quizás incluso más pronunciad­a que lo que la mayoría esperaba.

¿En qué medida se puede producir un debilitami­ento mayor de la economía por los impactos derivados de los sismos?

Como aquí le hemos comentado, el efecto directo pareciera relativame­nte menor. Pero si los efectos indirectos,

como la reducción de la actividad comercial y turística en la Ciudad de México, se prolongara, entonces habría que revisar las estimacion­es del impacto.

El promedio de los pronóstico­s de crecimient­o de la economía para el año completo es de 2.1 por ciento, de acuerdo con la encuesta de Citibaname­x publicada el pasado 21 de septiembre.

Con una simple “regla de 3” se puede estimar el crecimient­o estimado para el segundo semestre completo. El PIB creció en 2.3 por ciento promedio en la primera mitad del año, así que el ritmo de la economía debiera ser de 1.9 por ciento promedio en el segundo semestre para tener un 2.1 por ciento para el año entero.

Sin embargo, sobre la base del resultado del IGAE de julio, no hay que descartar que en las siguientes encuestas, el crecimient­o estimado se mueva ligerament­e a la baja.

Pero, más que las cifras macroeconó­micas, lo relevante es la diferencia sectorial. Lo más probable es que la desacelera­ción del mercado interno prosiga y que pierda fuerza el impulso exportador.

No se olvide de observar su mercado específico, en su sector o su empresa, pues en épocas así, ese es el más relevante, más que el desempeño macroeconó­mico.

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