Partidos: regresémoslos al piso
Ante la imponente ola de solidaridad ciudadana, los partidos han colapsado. Era de esperarse: la cadena de abusos en todos ha terminado por podrirlos. Lo mismo da uno que otro. Morena que el PRI, el PRD que el PAN: todos tienen tránsfugas de los demás, es una mezcla de cinismo y voracidad que ya no tiene límite.
Hace tiempo que los partidos perdieron la brújula. Han dejado de representar causas y son una suerte de franquicia de los que se apoderan de ellos hasta que son traicionados; no tienen discurso: hablan de corrupción y están rodeados de vándalos; exigen transparencia y viven en la opacidad; exigen democracia y se agandallan a los de su partido; piden austeridad y viven en el lujo.
Estos días no saben ni qué hacer para que no los linchen. Por eso han ofrecido regresar los recursos que ellos mismos se asignaron. Saben que se asignan enormes cantidades de dinero, que eso es lo que les permite tener el control sobre su gente y sus elecciones, no necesitan discursos, ideas o banderas, solamente necesitan dinero. Es el financiamiento que se dan para sus actividades, pero también es el “fondo para los moches”, que mantienen en la Cámara de Diputados; son los recursos que se asigna, también, cada fracción parlamentaria en cada uno de los congresos; disponen de millones de spots que imponen a la población; tienen franquicias postales; se les compran coches; se les pagan los teléfonos, sus comidas,
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