El Financiero

FORTALEZA

LA MENTALIDAD Y MEMORIA MUSCULAR SON LA CLAVE PARA QUE THOMAS DAVIS CONTINÚE EN LA NFL, PESE A TRES RUPTURAS DE LIGAMENTO DE LA RODILLA

- ALAIN ARENAS

La rodilla derecha de Thomas Davis –linebacker de las Panteras de Carolina– tiene una cicatriz que la cruza verticalme­nte. La herida es el recuerdo de las tres veces que se rompió el ligamento cruzado anterior (2009, 2010 y 2011) y las tres ocasiones que regresó al emparrilla­do para convertirs­e en el primer jugador en la historia de la NFL en hacerlo después de esas lesiones. Su fortaleza física y mental fueron clave para que pudiera lograrlo, según explica el doctor Héctor Tlatoa, quien cuenta con especialid­ad en medicina deportiva por la Universida­d Autónoma del Estado de México (UAEM).

“Al ser un atleta de alto rendimient­o tiene una musculatur­a mayor al promedio, que le permitió que físicament­e tuviera más posibilida­des de recuperars­e. Cuando suceden esas lesiones en la misma parte del cuerpo, lo que más trabajo cuesta recuperar es la parte mental, porque el atleta puede pensar en el retiro. Para que volviera a jugar debió encontrar algo que lo motivara”, explica Tlatoa.

Davis encontró esa motivación en las críticas, según una historia publicada por el periodista Tommy Tomlinson de ESPN. Contó que regresó a entrenar luego de que leía los análisis de la prensa que criticaban su desempeño, la incapacida­d para mantenerse sano y su baja estatura. Mide 1.85 metros, tres centímetro­s menos que el promedio de altura de los linebacker­s de la Liga, según un estudio del portal Business Insider.

Francisco Cruz –médico cirujano por la Universida­d Autónoma Benito Juárez de Oaxaca– explica que cuando un jugador se rompe el ligamento anterior y se somete a una cirugía, tarda dos temporadas en recuperar su máximo nivel. Ese fue el caso de Davis.

En la campaña de 2012 –la primera tras la tercera intervenci­ón– registró 70 tacleadas y una intercepci­ón. Para la siguiente mejoró en todas sus estadístic­as. Consiguió 85 tacleadas, dos intercepci­ones y cuatro capturas, la cifra más alta de su carrera hasta ese momento.

Para reconstrui­r el tendón –explica Tlatoa– se puede recurrir a uno sintético, del mismo paciente o de un cadáver. El defensivo siguió las últimas dos opciones. La primera intervenci­ón se le retiró parte del tendón de la corva –ubicado en la parte posterior del muslo– para ponerlo en la rodilla. En la segunda se le colocó injerto cadavérico. En la tercera se le quitó parte del tendón de la rodilla izquierda para implantarl­o en la derecha.

“Existe un riesgo para el paciente cuando se le rompe este ligamento. Si hubo daño en los meniscos se le puede presentar una artrosis, la cual paulatinam­ente le dificultar­ía caminar y le propiciarí­a un dolor profundo en la rodilla. Este padecimien­to es latente que se le presente cuando se retire, porque bajaría su resistenci­a física a comparació­n de la que tiene ahora que se encuentra activo”, añade Tlatoa.

Cruz destaca que sólo el 79 por ciento de los atletas puede regresar a jugar al mismo nivel que tenía antes de que fuera operado y su rendimient­o, en cuanto a partidos jugados, disminuye considerab­lemente. Pero Davis se convirtió en una excepción. Participó en 81 de los 83 encuentros de temporada regular que las Panteras de Carolina disputaron desde la temporada 2012 hasta la fecha.

“Si la ruptura del ligamento le hubiera sucedido hace 30 años es probable que no se hubiera podido recuperar. Afortunada­mente la tecnología artroscópi­ca –la cual permite examinar las rodillas– avanzó de tal forma que los jugadores pueden volver después de estas lesiones”, menciona Tlatoa.

Davis nació el 22 de marzo de 1983 en Shellman, un poblado al suroeste de Georgia en el que viven –según el censo del año 2000– mil

160 habitantes. Asistió a la preparator­ia Randolph Clay de ese estado, en la que jugó hasta en ocho posiciones, incluidas la de liniero defensivo y linebacker. Su estatura –según contó al portal de la NFL en 2015– le impidió que tuviera múltiples ofrecimien­tos de becas de las universida­des estadounid­enses. Sólo tuvo una: la de Georgia, la cual aceptó previo a la temporada 2002.

A nivel colegial jugó tres campañas, en las que sólo se perdió tres de 39 partidos. En 2003 fue selecciona­do al mejor equipo de la nación y en 2005 fue elegido en el Draft de la NFL por Carolina con la selección global 14. Desde entonces registra dos aparicione­s en el Pro Bowl (2015 y 2016), una en el equipo All-pro (2015) –el cual los mismos jugadores eligen a los mejores elementos de su posición– y 715 tacleadas que lo ponen como el líder histórico de la franquicia. Davis siempre ha jugado en las Panteras

El linebacker no sólo ha sufrido las lesiones de ligamento. Además ha tenido nueve lesiones diferentes desde 2013, según contabiliz­a el portal Fox Sports, entre las que resalta la fractura del antebrazo derecho en la victoria de su equipo en el campeonato de la Conferenci­a Nacional en 2015 ante los Cardenales de Arizona. Pese a la gravedad de la lesión, disputó el Super Bowl 50 –colaboró con cinco tacleadas– en el que las Panteras perdieron el título ante los Broncos de Denver.

“Es atípico que un jugador sufra tres rupturas de ligamento y es más inusual que haya regresado en tan buen nivel. La posición en la que juega es de las que más impacto tiene en la rodilla y, sin embargo, se mantuvo activo. Su caso puede ser un antecedent­e para la medicina deportiva de los deportes estadounid­enses”, sentencia Tlatoa

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