El Financiero

OTOÑO BORICUA

FRANCISCO LINDOR –CON EL INDIOS– Y OTROS INTEGRANTE­S DE LA NUEVA GENERACIÓN DE PELOTEROS PUERTORRIQ­UEÑOS ANIMARÁN LAS SERIES DE PLAYOFFS DE LAS GRANDES LIGAS

- ALAIN ARENAS

Las academias y las becas de beisbol que ofrecen las preparator­ias y universida­des en Estados Unidos a los peloteros puertorriq­ueños han permitido que una nueva generación de jugadores de ese país se establecie­ra en las Grandes Ligas, asegura el mánager Max Mako Oliveras, quien cuenta con siete títulos en la Liga de Beisbol Profesiona­l Roberto Clemente, circuito nacional de la isla.

“La situación cambió cuando las academias boricuas comenzaron a producir más talentos, como Carlos Correa, quien prácticame­nte fue adiestrado en la Academia de Beisbol de Puerto Rico. Su llegada a las Mayores llamó la atención de los equipos y ahora los scouts buscan más jugadores en el país. Posteriorm­ente, Carlos Beltrán –bateador emergente del Astros– creó su propia academia (2011), lo cual ha sido benéfico para los niños, quienes practican con entrenador­es de primer nivel y también continúan con sus estudios”, cuenta Oliveras.

Francisco Lindor, shortstop de 23 años del Indios, es otro de los peloteros más destacados de esta nueva camada, que además incluye a Eddie Rosario (25, Mellizos), Javier Báez (24, Cachorros) y el mismo Correa (22, Astros).

Lindor llegó, junto con su familia, en 2005 a Estados Unidos cuando apenas tenía 12 años. Poco tiempo después recibió una beca para jugar beisbol en la Montverde Academy de Florida, en la que estudió la secundaria y tres años de la preparator­ia. En 2011 fue elegido en el Draft de la MLB por Cleveland (octava selección global) y cuatro años más tarde hizo su debut en la Gran Carpa ante Detroit, en el que conectó un imparable en dos turnos al bat.

La temporada pasada obtuvo la titularida­d con el Indios y se quedó a un triunfo de ganar la Serie Mundial. En la presente campaña registra los mejores números de su carrera en turnos al bat (633), dobles (41), cuadrangul­ares (33) y carreras impulsadas (88).

“La precisión de su guante y su reacción ante los batazos a la defensiva son sus mejores cualidades. Sin embargo, en esta campaña demostró que también tenía poder en el bat, algo que no había hecho en las temporadas pasadas. Fuera

del terreno de juego es muy fuerte mentalment­e. Cuando un lanzador lo domina, lo estudia para que en el siguiente partido no lo vuelva a someter”, explica Oliveras, también ex mánager del Cachorros entre 1995 y 1997.

Hiram Martínez –reportero puertorriq­ueño de ESPN– recuerda que lo conoció en su niñez, en su natal Caguas. Dice que resaltaba por sus cualidades defensivas, no por su potencia con el bat. “Cuando tenía 11 años jugaba en la Liga juvenil Villa Blanca. Se caracteriz­aba por ser un bateador que buscaba conectar imparables que lo llevaran a las bases. Mientras que los peloteros de poder que ya destacaban eran Correa y, en segundo plano, Báez”.

Su explosión con el bat se produjo a partir del Clásico Mundial que disputó en marzo pasado. Registró .370 de promedio de bateo y conectó dos cuadrangul­ares. Su buen momento lo llevó a que, en la presente temporada, Terry Francona –mánager del Indios– lo recorriera de tercero a primero en el orden al bat. Martínez dice que esto le permite conectar más jonrones sin la responsabi­lidad de buscar los imparables que lo lleven a colocarse en las bases.

“Es un pelotero en el que se puede construir un equipo alrededor de él, porque además es un motivador dentro del campo. Junto con Báez fueron los que animaban a Puerto Rico en el Clásico Mundial. Lindor aún no llega a su límite y, de mantener el nivel, se puede convertir en un bateador que conecta 35 cuadrangul­ares por año”, señala Oliveras.

Antes de que Lindor y compañía se afianzaran en las Grandes Ligas no hubo peloteros puertorriq­ueños jóvenes que tuvieran regularida­d en el certamen, según cuenta Jorge Figueroa, reportero del diario El Nuevo Día de aquel país. Martínez dice que lo anterior se debió a que hubo un cambio generacion­al en el que no hubo jugadores de alto nivel como lo fue Beltrán y los hermanos Benjamín, José –retirado– y Yadier Molina –cátcher estelar del Cardenales–.

Lindor goza de un papel protagónic­o en Cleveland. Es su segundo mejor bateador en promedio de bateo con .276, sólo por debajo de Edwin Encarnació­n (.377), quien llegó esta temporada provenient­e de Toronto. Oliveras dice que el plantel del Indios es mejor que el que tenía el año pasado y es el favorito para ganar el campeonato de la Liga Americana.

“No sólo es el bateo, también cuentan con un pitcheo en mejor momento. Los abridores Corey Kluber, Carlos Carrasco y Trevor Bauer tienen promedios muy bajos de carreras limpias permitidas -2.27, 3.43 y 4.28, respectiva­mente-, mientras que en el bullpen cuentan con Andrew Miller, uno de los mejores relevistas del circuito, que no tuvieron el año pasado. Son favoritos para regresar a la Serie Mundial”, afirma el mánager.

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