Después del 19-S, #Reconstrucciónabierta
Septiembre de 2017 será un mes recordado con suma tristeza por los mexicanos. Dos terremotos devastaron el sur y centro del país. Pero las imágenes hablan por sí solas; dieron la vuelta al mundo escenas de cómo los mexicanos, ante la tragedia, se solidarizaron y autogestionaron con gran diligencia y efectividad para participar activamente en los esfuerzos de rescate y procurar desinteresadamente el sustento básico a los damnificados. Fue su colaboración la que permitió superar el momento de mayor crisis. Hoy es fundamental mantener un horizonte común para reconstruir las zonas afectadas y, simultáneamente, plantear un nuevo futuro para el país.
Para lograr esto veo al menos cinco pasos indispensables. El primero es asegurar los recursos financieros y humanos para llevar a cabo las labores de ayuda y reconstrucción. Hasta ahora la mayor parte de la energía social e institucional se ha concentrado en este punto. El segundo es definir y dar a conocer, de la mano de expertos, las reglas a seguir para que los afectados por los sismos puedan ser beneficiarios de los diversos apoyos. Las reglas deben ser transparentes y claras para promover una asignación expedita y equitativa. Las autoridades deben divulgarlas activamente y por diversos medios ya que todas las víctimas deben estar informadas y saber con precisión a que tienen derecho.
El tercer paso es que las instituciones publiquen información relevante, oportuna y accesible sobre los recursos destinados a la reconstrucción. Los ciudadanos necesitamos saber cuántos fondos y programas serán utilizados para cada acción, de dónde provienen, qué dependencia y nivel de gobierno hará uso de ellos, cómo se ejercerán y, una vez que las labores hayan terminado, cuáles fueron los resultados y la satisfacción de los beneficiarios1. El cuarto paso es activar el Sistema Nacional de Transparencia y el Sistema Nacional Anticorrupción para identificar, prevenir y sancionar posibles desvíos en la ejecución
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