Educación financiera, ¿sirve en la tragedia?
Dos sismos intensos, tres huracanes y tormentas tropicales registradas durante septiembre, fueron sólo algunos de los desastres naturales, que si bien no afectaron ni interrumpieron la operación de nuestro sistema financiero, sí abrieron la puerta para analizar no sólo cómo actuarán una vez pasada la emergencia, sino qué tan avanzados estamos en educación financiera.
Más allá de si son solidarios o no, si donan mucho o poco, hoy el reto que está a la vista es la atención que van a dar y, sobre todo, en sus productos en el caso de los bancos y aseguradoras.
Ambos sectores han presumido en los últimos años que cuentan con diversos y nuevos seguros de desempleo, vida o daños que protegen a los usuarios e instituciones crediticias que han contratado un crédito de auto o casa. El tema es cómo resolverán el que muchos no tengan sus pólizas a la mano, y otros aun teniéndolas, cuando se leen los términos, condiciones y sobre todo el cómo calculan los pagos, no son capaces de explicarlos y parece un tema reservado y, por qué no decirlo, opaco.
En plena Semana Nacional de Educación Financiera (SNEF), que cumple ya diez años de realizarse, serán las instituciones financieras no sólo promotoras de la labor que realizan en esa materia, sino que, aseguran, darán ahí asesoría a afectados por los pasados sismos, lo que suena muy bien. Pero si es como las líneas telefónicas que han puesto en marcha diversas entidades financieras, que no resuelven dudas y dejan a los clientes
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