LA ROSA AÚN PRESUME SUS ESPINAS
Cien años después, hay brasas que rescatar de la Revolución. Rosa Luxemburgo escribió estas notas en Breslau, presa. Fueron muchos acontecimientos los que se dieron entre aquel octubre del 17 y la muerte de la Luxemburgo, el 15 de enero de 1919. Cascada de ideas, de objetivos, de causas. Paul Levi, editor y amigo de la judía polaca, publicó estos materiales en 1922. Editorial Akal los saca al mercado con la intención (validísima) de valorar de mejor manera su contenido. Un hallazgo, página 58: la libertad que ya no existe en los soviets. Y la lucha apenas comienza. Crítica de la Luxembrgo: “La libertad sólo para los que apoyan al gobierno, sólo para los miembros de un partido (por numeroso que éste sea) no es libertad en absoluto. La libertad es siempre y exclusivamente libertad para el que piensa de manera diferente. No a causa de ningún concepto fanático de la justicia, sino porque todo lo que es instructivo, totalizador y purificante en la libertad política depende de esa característica esencial y su efectividad desaparece tan pronto como la
libertad se convierte en un privilegio especial”.
Desde luego, Luxemburgo fue tacahada de contrarrevolucionaria, de simple y de falsa. Ni Trotsky, ni Lenin, mucho menos Stalin, creyeron en que la libertad debía formar parte de la Causa. Pero los populismos actuales, lejos ya de la Caída de los Muros, la tienen en la base democrática de convivencia. Ella osó en denunciarlo.