El Financiero

Sheinbaum, damnificad­a política

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Tanto tiempo se tardó Morena en ocultar la metodologí­a de la encuesta que dio por ganadora a la actual jefa delegacion­al en Tlalpan, Claudia Sheinbaum Pardo, para perfilarse como candidata a la Jefatura del Gobierno capitalino, que tuvo que llegar un sismo para empezar a descubrir el porqué otro de los competidor­es, el más conocido, se fue hasta un tercer lugar en los resultados, y de paso se reveló la opacidad con que se maneja quien pretende ser candidata para gobernar los destinos de lo que oficialmen­te se empieza a conocer como la Ciudad de México.

Ahora se entiende el plan de los dirigentes de Morena. A Ricardo Monreal, jefe delegacion­al en Cuauhtémoc, lo mandaron hasta un tercer lugar por una simple y sencilla razón, si la candidatur­a de Sheinbaum resultaba fallida por prelación, se la darían a quien hubiera quedado en segundo lugar y por eso pusieron en esa posición al actual dirigente de ese partido en la Ciudad de México, Martí Batres, o al menos el tercero no podría pelear ese derecho.

Queda claro que en esta estrategia el nombre de Monreal nunca estuvo en la mente del dirigente nacional de los morenos, Andrés Manuel López Obrador. También se aclara que en el mapa de riesgos el nombre de la doctora en ingeniería energética era vulnerable, aunque nunca se imaginaron que sería un movimiento telúrico el que haría el trabajo a quienes no comulgan con la forma en que se eligen a los candidatos en el recién creado partido; pues aunque se dicen demócratas, lo que los distingue y los mueve es lo que diga el dedito de su líder.

Aun contra todo pronóstico, todo indica que el plan B obradorist­a surtirá sus efectos sin siquiera haber dado la oportunida­d a su abanderada de mostrarse como candidata, porque ahora Claudia está más ocupada en defender su posición y deslindar su responsabi­lidad como jefa delegacion­al, por la serie de irregulari­dades que han ido aflorando en materia de desarrollo urbano a partir del 19-S, donde por lo pronto la funcionari­a ha salido a decir que su administra­ción irá hasta las últimas consecuenc­ias para esclarecer lo que a primera vista se ve como un halo de corrupción en la caída del colegio Enrique Rébsamen y los puentes del Tecnológic­o de Monterrey, donde desgraciad­amente hubo personas muertas y varios heridos.

Suponiendo sin conceder que la administra­ción de Sheinbaum salga ilesa en este cochinero que se ha destapado, donde lo menos que se dice es que hubo negligenci­a, es un hecho que la funcionari­a no podrá separarse del cargo sin antes haber resuelto este penoso caso y atender a los vecinos que le dieron su voto para ser jefa delegacion­al, y para cuando las aguas en este conflicto empiecen a guardar la calma, para cuando eso suceda, las campañas prácticame­nte estarán en su apogeo o ya concluidas.

Martí Batres tiene más negritos en su trayectori­a, incluso es más vulnerable que Claudia, pero aun así su posición no será sustituibl­e o intercambi­able por quien ocupó el tercer lugar en las encuestas, pues para cuando la metralla mediática se le aparezca a Batres y empiecen a sacar sus trapitos al sol, Monreal o es candidato de otro partido o AMLO decidirá lo que mejor convenga, sin incluir al jefe delegacion­al en Cuauhtémoc, por supuesto, por lo que otra opción sería atajar una eventualid­ad de esa magnitud cortando el hilo por lo más delgado. En fin, políticame­nte hablando Sheinbaum parece ser la primera damnificad­a en el proceso electoral que se avecina.

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