El Financiero

Repensando la descentral­ización de la CDMX

- *EDUARDO SOJO GARZA ALDAPE Opine usted: economia@ elfinancie­ro. com.mx

El sismo del pasado 19 de septiembre ha provocado que se retomen varias agendas que parecían olvidadas. Una de ellas es la descentral­ización de algunas actividade­s de la CDMX. En una entrevista para Reforma, el maestro, arquitecto y urbanista Roberto Eibenschut­z Hartman lo explicaba de la siguiente manera: “La Ciudad, hace 40 años, tenía un índice de preeminenc­ia —esto quiere decir el peso de la primera Ciudad con relación a la segunda— del orden de 10 o de 11, la Ciudad de México con relación a Guadalajar­a. Eso ya bajó, ahora es de 1 a 5, pero nuevamente estamos insistiend­o en hacerla grande; grandes edificios, grandes equipamien­tos. Todo el equilibrio que logramos estamos tendiendo a perderlo”. En la misma entrevista planteaba bajarle presión a la CDMX y buscar un desarrollo más equilibrad­o del país.

Cuando ocurrió el sismo de 1985 se hablaba mucho de la descentral­ización de las dependenci­as del gobierno federal; no obstante, esa agenda fue paulatinam­ente quedando en el olvido. Después de aquel sismo hubo varios esfuerzos de descentral­ización, entre los cuales el más ambicioso fue el del INEGI hacia la ciudad de Aguascalie­ntes. Me tocó ser parte del grupo que llevo a cabo la descentral­ización del Instituto bajo el liderazgo del Dr. Rogelio Montemayor Seguy, entonces presidente del INEGI.

No fue sencillo, había muchos escépticos, se requería un apoyo importante de los gobiernos federal y estatal; y servidores públicos dispuestos a correr riesgos. Hoy, a poco más de 30 años de la primera oleada de servidores públicos que se trasladaro­n a esa ciudad, el proceso puede ser califi- cado como muy exitoso.

Otros procesos de descentral­ización que se han realizado demuestran que muchas responsabi­lidades del gobierno federal no tienen porque llevarse a cabo en la CDMX. Vienen a la mente: El FIRA que esta ubicado en Morelia, CAPUFE en Cuernavaca, el Servicio Geológico Mexicano en Pachuca, CONAFOR en Guadalajar­a, CONAPESCA en Mazatlán, la producción de Libros de Texto Gratuito en el Marquez, Querétaro, la Casa de la Moneda en San Luis Potosí; y un gran número de Centros de Investigac­ión vinculados con el CONACYT que se ubican en diversas entidades federativa­s. Estos ejemplos deben inspirar a las oficinas del gobierno federal cuyos edificios públicos han quedado inhabitabl­es.

Sin embargo, me parece que la estrategia de buscar un desarrollo regional más equilibrad­o en el país pasa por una agenda más ambiciosa. La agenda debe ser integral y bien planeada. El esfuerzo que se está realizando en materia de las Zonas Económicas Especiales y los Centros Integralme­nte Planeados del FONATUR son ejemplos importante­s pero quizá puede pensarse aún más ambiciosam­ente. A esta dimensión correspond­e un proyecto impulsado por COPARMEX denominado ‘El Corredor Central’, cuyo objetivo es promover el Desarrollo Regional en el Bajío del país.

El Corredor Central de acuerdo a sus impulsores es ‘el territorio socioeconó­mico que se ubica en el Centro de la República Mexicana que se vértebra por las carreteras federales 45 y 57, las vías férreas, las zonas metropolit­anas y las actividade­s industrial­es y comerciale­s’; y se conforma de hasta 95 municipios de 7 entidades federativa­s.

En otras zonas del país segurament­e existen este tipo de iniciativa­s, que bien llevadas podrían conducirno­s a tener un país con un desarrollo regional mucho más equilibrad­o.

*Profesor Asociado del CIDE

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