El Financiero

En 5 años con Graco, Morelos es insegurida­d y corrupción

Favoreció a amigos con contratos y es opaco en la compravent­a de inmuebles

- HÉCTOR GUTIÉRREZ

Graco Ramírez, gobernador de Morelos, llega su último año de administra­ción, y más allá de que las encuestas nacionales lo colocan como uno de los cinco peores gobernador­es en el último lustro, las cifras oficiales sitúan a Morelos como una de las entidades más peligrosas del país.

Una de las promesas de campaña del perredista fue que si no lograba controlar a la delincuenc­ia en dos años, se iba, pero se encargó de desaparece­r de la Ley de Participac­ión Ciudadana la figura de la revocación de mandato, con lo que se aseguró seis años de gobierno.

Delitos de alto impacto, como homicidios, secuestros y extorsione­s ocupan los primeros lugares en Morelos por la cantidad y la frecuencia con que se cometen.

Así, mientras que en 2016 se cometieron 686 homicidios dolosos –57 por mes, en promedio–, de enero a agosto de este año ya van 411, es decir, 58 por mes, en promedio.

Sin embargo, el delito que ha lastimado más a la población de aquella entidad es el secuestro, del cual en lo que va de 2017 se ha denunciado en 28 ocasiones, cuatro por mes.

A los malos números de Graco Ramírez, se suman escándalos como el de haber pagado millones de pesos a la constructo­ra de

su compadre, quien remodeló el estadio Agustín Coruco Díaz.

Ha emprendido también una batalla judicial contra el rector de la UAEM por haber desenterra­do el caso de las decenas de cuerpos que, sin acatar ningún protocolo, el gobernador mandó inhumar en las fosas de Tetelcingo y Jojutla; o el del obispo de Cuernavaca, a quien también persigue por atreverse a denunciar que le robó el dinero para la reconstruc­ción del seminario.

Un acto más que se le reprocha por tener elementos de corrupción fue el haber nombrado como titular del Fideicomis­o Tequesquit­engo a un amigo de su hijastro, a quien llenó de contratos de obra por 120 millones de pesos.

Destaca el caso evidenciad­o por este diario, sobre la compra de una residencia de lujo que su esposa, sin contar con ningún ingreso, compró en ocho millones de pesos, cuando el valor real de esa propiedad ronda los 17 millones.

Y hay otro inmueble que también generó controvers­ia, ya que el mandatario morelense lo vendió a uno de sus cercanos colaborado­res con una rebaja de cinco millones de pesos.

Sin embargo, el hecho más reciente fueron las denuncias contra su esposa, Elena Cepeda, que como directora del DIF decidió que la ayuda humanitari­a destinada a los damnificad­os del sismo del pasado 19 de septiembre, se desviara a las bodegas de ese organismo gubernamen­tal para ser reetiqueta­das.

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