El divorcio azul
Barruntos de tormenta en el Partido Acción Nacional. Apenas cinco semanas después de la fractura de la bancada blanquiazul en el Senado, este jueves las aguas se agitaron ante el rumor, no desmentido en todo el día, de la renuncia de Margarita Zavala a la organización a la que se incorporó incluso antes de llegar a la mayoría de edad.
¿Se trata de un amago de la exdiputada? ¿De una táctica para encarecer su posición dentro del PAN? ¿Llegó a un punto de quiebre frente a un Ricardo Anaya que se sacudió sin más el emplazamiento del fin de semana en el que Margarita, junto a Rafael Moreno Valle, le demandaban sacar candidato del frente mediante consulta? ¿Más que un camino hacia Los Pinos, una Margarita como independiente sería el inicio de un camino hacia la creación de un nuevo partido de derecha? ¿Es Margarita competitiva en el plano independiente?
Comenzando por el final. La ley exige a quienes se registren como independientes que reúnan, antes del 6 de febrero, 864 mil firmas de apoyo en todo el país, es decir, distribuidas en al menos 17 entidades federativas. Sólo como una referencia que quizá sirva para dimensionar ese reto, la movilización que llevó al Congreso la llamada ley 3 de 3 –campaña apoyada abiertamente por las cámaras empresariales, que se nutrió del hartazgo popular generado por los impresentables góbers golosos, que se instrumentó desde organizaciones de la sociedad civil con amplio acceso a medios electrónicos, etcétera– consiguió más de las firmas necesarias para una iniciativa de ese tipo –120 mil– pero se quedaron 200 mil firmas por debajo de las que Margarita tendría que conseguir.
Pedro Ferriz de Con lleva años haciendo campaña en conferencias; Ríos Piter podría ser el beneficiario de quienes vieron frustrado el intento independiente de Jorge Castañeda; El Bronco ya vimos que tiene operadores que ofrecen pago por recolectar firmas, pero ¿de dónde sacaría Margarita los recursos para esa estructura? Eso de inicio.
Felipe Calderón ayer cargó en contra del senador Ernesto Ruffo, que horas antes había equiparado la posible salida de Margarita con el alivio que se siente cuando de una herida sale la pus. Con su respuesta a Ruffo, el expresidente de la República apuntaló la idea de una ruptura entre Margarita y Acción Nacional. “Ruffo expresa muy bien el nivel intelectual, la estatura moral, el nivel de debate y la tolerancia democrática de lo que queda del pan (sic)”, escribió Calderón, quien en enero de 2015 declaró que no descarta la opción de crear una nueva organización política.
Se concrete o no la renuncia de Margarita una cosa es clara, y ésta no es de ayer. Hay ruptura entre Margarita, Felipe y lo que de una manera vaga aún se denomina como el calderonismo, y Acción Nacional. La columna de Pancho Garfias de antier, donde excolaboradores de Calderón se atragantaban ante la idea de tener que votar por Anaya es ilustrativa al respecto. (https://goo.gl/mpe65z)
Porque el rumor de la salida de Margarita no hizo que a los medios llegaran en avalancha voces que llamaran a Anaya a no permitir la salida de la persona que durante buen tiempo ha punteado en las encuestas.
Con el rumor hubo olas pero no un sismo en Acción Nacional. Quién sabe si con la renuncia haya cisma. Creo más bien que el partido que añoran Margarita, Felipe y otros, ya no existe. No serían ellos los que dejaran al PAN, es éste el que ya pasó de largo de los panistas de otras épocas, de otras ideas. Hasta eso se llevó el triunfo. El divorcio es cuestión de tiempo.