Cuando el miedo a vivir es más fuerte que el temor a la muerte
Perderlo todo también es una forma de comenzar. Para la dramaturga Ximena Escalante, esta reflexión está en el centro de Obsesión, un montaje de Enrique Singer en el que la protagonista -una mujer sin nombre-, empieza a vivir realmente cuando se queda sin aquello que había sido el motor de su existencia: su ex pareja y su terapeuta.
Basada en una novela de Irvin D. Yalom -también autor de El día que Nietzsche lloró, Un año con Schopenhauer y El problema de Spinoza-, Obsesión explora el apego y la pérdida, a partir de una visión sicoanalítica, explica Escalante en entrevista.
Ella hizo la adaptación de Verdugo del amor, la novela autobiográfica del sicoterapeuta y filósofo estadounidense que dio pie a la puesta, protagonizada por Marina de Tavira, Arturo Ríos y Leonardo Ortizgris.
“Yalom es un pensador que aborda los problemas contemporáneos de manera exhaustiva. Está tan interesado en los procesos artísticos y de lenguaje como en los temas espirituales, sicológicos y filosóficos. A pesar de que ya es bastante grande, tiene gran lucidez y aporta una serie de ideas a las posibilidades de conocernos a nosotros mismos de manera sustancial”, explica.
Pero más que ser una obra sobre la obsesión, dice Escalante, esta pieza -que se presenta de viernes a domingo en el Foro Lucernaversa sobre el miedo.
“Un miedo tan imponente cuando se trata del temor a la muerte, como en el hecho de temer a la vida”, comenta Escalante, quien comparte que llegó a este entendi- miento del texto tras experimentar las secuelas del 19-S.
“Una catástrofe como ésta nos dejó a todos con el sistema nervioso destrozado y con una serie de preguntas sobre cómo vamos a enfrentar las necesidades, desde lo más elemental, que es la casa, hasta lo más sutil, como la forma en que realmente queremos vivir”, afirma.
Si bien acepta que es un momento difícil para estrenar una puesta como ésta, también advierte que es necesaria. “Los impactos de la vida, de la naturaleza, no dejan de estar presentes. Es una mala coincidencia, pero el teatro es una herramienta que nos permite entender los procesos subjetivos, es un espejo de la realidad. Creo que la obra puede servir para sanar algunos estados y algunas ideas del momento que estamos viviendo”.
Ximena Escalante advierte que en cualquier circunstancia, es difícil entender la realidad y que el teatro brinda una posibilidad de aliento y análisis al mismo tiempo, necesarios ahora.
“Puede ser un espejo trágico en el que vemos la parte más dolorosa, tal vez sin solución, de la realidad, y también podemos ver lo risible de lo que vivimos. En todo momento, este espejo cruel y nítido que es el teatro, es una ventana a la intimidad y la subjetividad de cada uno de los espectadores. Toda persona que se siente en una butaca, está viendo en escena su propia realidad, ensimismado en sus propias reflexiones. El arte permite que cada uno tome conciencia de quién es, por eso es importante”. --R.reyes