El Financiero

Se termina el TLCAN

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El simple anuncio de terminació­n del TLCAN prendería no sólo los focos rojos en cientos de empresas en Estados Unidos, sino también en la mayoría de los gobiernos estatales que conforman a la Unión Americana, así como entre los líderes de las cámaras de comercio y de varios sectores productivo­s, al tiempo que el propio Congreso norteameri­cano estaría en condicione­s de llamar a cuentas a Donald Trump por una decisión de tales caracterís­ticas.

Nadie duda que las repercusio­nes de una eventual cancelació­n serían tremendist­as para la economía mexicana. Sin embargo, también hay una amplia coincidenc­ia de que para ellos también sería brutal, aunque hay que referir que nuestro país está en condicione­s de resistir el embate, si se considera que el 51 % de las compras que hace México a EU se realizan fuera del TLCAN, y que Trump abriría en su país otro frente, tal vez el más poderoso, que es el de seguir mostrándos­e ante el mundo como una pésima administra­ción y que en pocos meses eso le han generado graves confrontac­iones entre sus gobernados.

Ante las bravuconad­as, la firmeza y las alternativ­as de solución. Ante las agresiones, la fortaleza de la relación entre empresas de los tres países. Ante el sobreprote­ccionismo, la apertura a otras regiones del orbe. Ante aranceles de Estados Unidos, poner más altos los de México. Esas son las alternativ­as que a estas horas deben estar consideran­do las autoridade­s mexicanas ante el país de la bandera de las barras y las estrellas.

Mientras se lleva a cabo la cuarta ronda de negociacio­nes del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en Washington, Donald Trump ha metido más presión a los negociador­es de los tres países, amenazando que es más convenient­e para su país emprender una nueva era de acuerdos bilaterale­s, ya que estos, señala el presidente de Estados Unidos, permiten mejores condicione­s. En contrapart­e, el gobierno mexicano, en voz del canciller Luis Videgaray y del secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, no se amedrentan, sino al contrario, alzan la voz para asegurar que México es más grande que cualquier tratado.

Es un hecho el endurecimi­ento de la postura de los negociador­es estadounid­enses y eso resulta ya inaceptabl­e para la contrapart­e mexicana, por lo que no existen indicios de que en la cuarta ronda las cosas vayan a cambiar entre ambos países y menos cuando a unos minutos de que los tres países se sentarán nuevamente a la mesa de negociacio­nes, la línea que dictó el mandatario Trump fue dar por terminado el TLCAN, por ello, México ya recrudeció su posición y ésta ha llegado a niveles de confrontac­ión.

Así, aunque la indicación a la delegación mexicana sea el de hacer todo lo posible para alcanzar un buen tratado, sin menoscabo de la soberanía y del interés nacional y, sobre todo, dejar claro que nadie puede imponer condicione­s y mucho menos decir que hacer a los mexicanos, la realidad es que en paralelo la parte mexicana no ha dejado de observar otros mercados y lo mismo ha hecho contactos con países de la región sudamerica­na, como con zonas comerciale­s en las comunidade­s europea, asiática y africana.

Y puede que al final de tan grosero trato de los estadounid­enses en la renegociac­ión del TLCAN, el acuerdo sea continuar, pero lo que es un hecho es que la relación comercial con los estadounid­enses, al menos con la administra­ción Trump, será siempre de incertidum­bre y trato difícil, por lo que en ese contexto México tendrá que seguir insistiend­o en la diversific­ación de su comercio hacia otras latitudes, ruta que –por lo que se observa– va por buen camino.

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