El Financiero

LAS ENCUESTAS

- ALEJANDRO MORENO

El 31 de octubre de 1517, el monje Martín Lutero dio a conocer sus 95 tesis, clavándola­s, según se dice, en el portón de la iglesia del castillo en Wittenberg. El episodio marca el inicio de la Reforma protestant­e, hace 500 años.

En una biografía reciente de Lutero, Lyndal Roper apunta que las 95 tesis eran tan sólo una semilla de todo un pensamient­o reformista que se fue gestando durante varios años1. Las ideas de la Reforma protestant­e se fueron construyen­do en los intercambi­os y debates de Lutero y otros ‘rebeldes’ con la Iglesia Católica y con el Sacro Imperio Romano y, popularizá­ndose gracias al magistral manejo que Lutero hizo de la nueva tecnología de informació­n, en ese entonces: la imprenta.

En su historia de las redes sociales, Tom Standage estima que de seis millones de panfletos impresos durante la primera década de la Reforma protestant­e, Lutero era responsabl­e de un tercio, lo cual lo hacía un autor viral². Imagine a un tuitero hoy acaparando el 30 por ciento de los tuits. Con un discurso ferozmente antiestabl­ishment, alternando latín para las élites y alemán para las masas, Lutero era el principal y más grande tuitero.

En México, INEGI reporta que el catolicism­o ha bajado, mientras que otras religiones ligadas con el protestant­ismo han aumentado. El censo de 1990 registró 90 por ciento de católicos, proporción que bajó a 88 por ciento en 2000 y a 83 por ciento en 2010. Agregando a los diversos grupos de religiones protestant­es históricas o reformadas, a los cristianos evangélico­s, a los pentecosta­les y a otros grupos bíblicos (como Testigos de Jehová, Adventista­s y Mormones), todos en su conjunto representa­ban el 4.9 por ciento en 1990, el 7.3 por ciento en 2000, y el 9.7 por ciento en 2010.

De acuerdo con estos datos, uno de cada diez mexicanos comparte hoy una fe con orígenes en la Reforma protestant­e. No todos son afectos de votar, ni de involucrar­se en los asuntos del César, o mejor dicho, del Estado, particular­mente los de las vertientes bíblicas. Sin embargo, apegados a nuestra usual curiosidad de saber cómo vota la gente, ¿a qué partido político son más afines los protestant­es y los evangélico­s en México?

Las encuestas nacionales de El Financiero realizadas en 2016 y 2017 han preguntado la religión como parte de su catálogo usual de preguntas demográfic­as. Agregando las siete encuestas nacionales nos permite tener 7,936 entrevista­s en total, de las cuales 925 encuestado­s reportaron pertenecer a alguna fe o religión de origen protestant­e, como las mencionada­s anteriorme­nte. Esta proporción está ligerament­e por arriba de lo que indica el censo de hace siete años, por lo que quizás capta un crecimient­o posterior.

Las preferenci­as partidista­s según la religión de los entrevista­dos nos indican que el PAN y el PRI atraen más simpatizan­tes entre los electores católicos, mientras que los protestant­es tienden a preferir en mayor instancia a Morena. Las diferencia­s no son tan marcadas pero algo dicen: el apoyo al PAN es 4 puntos mayor entre los católicos que entre los protestant­es, mientras que la brecha en el PRI es de 5 puntos. Por el contrario, Morena atrae un apoyo 5 puntos más alto entre protestant­es que entre católicos.

El resto de los partidos no muestran diferencia­s notables, salvo Encuentro Social, donde el apoyo protestant­e es dos a uno sobre el católico.

Parece que los dos partidos más tradiciona­les y longevos, PAN y PRI, cuentan con un mayor apoyo católico. En contraste, el partido más de izquierda y más antisistém­ico, Morena, es el que atrae más votos protestant­es.

Quién hubiera pensado que el legado de lo que fue antisistém­ico hace 500 años en un pueblo alemán sea hoy lo más antisistém­ico en México rumbo a las elecciones de 2018. Otro aspecto a tener en mente.

Lyndal Roper, Martin Luther: Renegade and Prophet, New York: Random House, 2017.

Tom Standage, Writing in the Wall. Social Media: The First 2,000 Years, Nueva York: Bloomsbury.

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