El Financiero

Reforma fiscal Trumpiana

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La gran mayoría de los críticos de Trump se enfocan diariament­e en sus tuits y sus declaracio­nes. Que si es racista, que si es misógino, xenófobo, ignorante. Que si es “presidenti­al”. E increíblem­ente, durante más de una semana, el discurso en redes sociales y la prensa en general, giran en torno a si los jugadores de la NFL se hincan o no durante el himno. Mientras eso sucede, Trump intenta aprobar leyes que tendrán un impacto relevante en Estados Unidos y el mundo.

El tema al que me refiero es la reforma fiscal. Y hay una razón clara para que Trump distraiga la atención con todo cuanto pueda: la reforma es una propuesta trascenden­te y agresiva.

El planteamie­nto tiene entre otros puntos los siguientes detalles: primero, las empresas podrían tener una reducción de cargas fiscales del 35% al 20% y, en paralelo, habrá un cambio general en las imposicion­es fiscales que representa­rán incentivos para que muchas de las filiales de empresas norteameri­canas, ubicadas por todo el planeta, repatríen las ganancias que mantienen fuera del país. Los cambios más importante­s no se aplicarán a los contribuye­ntes individual­es como muchos creen, sino a las corporacio­nes estadounid­enses. El plan no está todavía claro, pero incluiría un único gravamen en los Estados Unidos del 10%, sobre ese dinero no declarado por las filiales extranjera­s. Así, las empresas podrían repatriar el dinero cuando lo deseen.

La propuesta pretende recuperar una proporción significat­iva de los casi 2.5 billones (o en inglés, trillions) de dólares de estas filiales estadounid­enses en el extranjero. Este dinero es líquido y puede volar pronto al país. El ingreso de una cantidad importante sería clave para la economía de EU, en especial porque el gobierno deberá enfrentar un déficit fiscal creciente, por los recortes de la reforma tributaria. La cantidad de recursos privados esperados, sumados a los impuestos por las ganancias de capital que han tenido las bolsas (NYSE y NASDAQ) desde que Trump asumió la presidenci­a, movilizarí­an la economía y eso podría aumentar aún más la recaudació­n. Empresas europeas o asiáticas, pensarán seriamente en la posibilida­d de mudar sus centros corporativ­os a EU para ser considerad­as estadounid­enses y pagar menos impuestos.

Si se materializ­an estos supuestos, la consecuenc­ia puede ser problemáti­ca: la propuesta de un sistema impositivo territoria­l afectará a otros países. Las naciones que crean que pueden ser afectadas buscarán responder con una reforma a modo, como mecanismo para evitar que el dinero de empresas estadounid­enses abandone sus naciones o las hagan más atractivas para nuevas inversione­s. Los impuestos a las corporacio­nes han venido declinando sistemátic­amente. Hace algunos años la tasa impositiva en los Estados Unidos era del 50% y en los demás países de la OCDE eran también muy superiores al 25% promedio actual. Si EU baja su tasa a un 20%, el efecto gatillo puede producir una carrera para ver quién disminuye más la tasa impositiva. Lo que no se puede negar es que los impuestos corporativ­os en Estados Unidos, hoy son los más altos de la OCDE, impactando negativame­nte en su competitiv­idad. Si la propuesta es aprobada, lo cual tiene altas posibilida­des, segurament­e veremos retornar muchas empresas hacia los Estados Unidos.

¿Cómo podría afectar esto a México? El efecto puede ser más nocivo que el de un resultado negativo de las negociacio­nes del TLCAN.

Opine usted: rogozinski@ mitosyment­adas. com

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