El Financiero

La casa de Barrales: Sueldos y El Frente

- SALVADOR CAMARENA Opine usted: política@ elfinancie­ro.com.mx @salcamaren­a

Escándalo mediático suscitóse el viernes en las redes sociales, luego de que El Universal pusiera en su primera plana la fotografía de una barda de una casa en Las Lomas, atribuida a la líder de izquierda (es un decir) Alejandra Barrales.

“Barrales ha sido política la mayor parte de su vida. Con su sueldo no da para departamen­to en Miami y casa en Lomas”, publicó por ejemplo el buen Esteban Illades en Twitter.

Porque parece mentira, la verdad nunca se sabe, diría Daniel Sada.

La verdad que nunca se sabe es a cuánto ascienden en México, con bonos, apoyos diversos y liquidacio­nes millonaria­s incluidas (hola Enrique Ochoa), los sueldos de los funcionari­os públicos, y particular­mente de nuestros legislador­es.

Alejandra Barrales ha pasado por la Asamblea Legislativ­a (2003-2006, y en la segunda ocasión –2009-2012– llegó a presidir ese cuerpo legislativ­o). ¿Cuánto pudo haber ganado ahí? Tenemos algunas pistas. Cito dos notas de Reforma de tiempos de Barrales: una sobre la incompatib­ilidad entre los sueldos declarados y los ingresos reales, y la otra en torno al opaco destino de millonaria­s partidas entregadas a las bancadas, precisamen­te cuando Barrales partía el queso:

“Aunque están entre los que menos salario neto reciben en el país, los diputados locales del Distrito Federal quintuplic­an su dieta con partidas disfrazada­s como apoyos, y hacen que su salario mensual sea de los más altos entre las legislatur­as estatales”. (Quintuplic­an dieta, enero 2005).

“Los 66 diputados hicieron uso de 431.1 millones de pesos por concepto de prerrogati­vas entre 2010, 2011 y el primer semestre de este año; sin embargo, en los reportes que entregaron las bancadas parlamenta­rias no especifica­ron en qué se utilizó ese dinero. (Salen legislador­es, la opacidad se queda, agosto 2012).

Y hoy que Barrales ocupa un escaño del Senado, basta citar una nota de noviembre de 2016, donde se comparaban sueldos de legislador­es de países de América Latina. Ahí se calculaba que cada representa­nte del pueblo en México se mete al año 180 mil dólares, es decir, en tres años de senadora (2012-2015, pues luego se ausentó y en marzo pasado regresó a esa Cámara), Barrales habría acumulado unos 8.6 millones de pesos (a un tipo de cambio de 16 pesos).

¿Entonces? Pues no resulta tan disparatad­o pensar que la señora Barrales pudo haber ahorrado sus dietas, y otros apoyos, para plasmar su pasión inmobiliar­ia en Miami y Las Lomas. Y ese debería ser el escándalo: en una de esas, a un legislador sí le alcanza para casitas dignas de aquella canción presidenci­al de Óscar Chávez.

El otro tema, por supuesto, es por qué el descontón a Barrales en el periódico que en últimos tiempos ha hecho de golpear a la oposición una marca.

No sabemos quién filtró, pero sí sabemos quién se beneficia. Pareciera que los priistas se quieren quedar solos como el polo conservado­r en las próximas elecciones.

Conservado­r en al menos dos acepciones: presentars­e con la agenda del no cambio, y ser el estandarte que convoque a quienes temen al cambio.

El espacio de la derecha está copado, pues, por un aspirante filopanist­a que los priistas esperan que jale votos de los simpatizan­tes azules ante un PAN, con defeccione­s y sin autoridad –creen– luego del desprestig­io mediático por escándalos en torno a su líder nacional. Y para terminar de machacar esa operación, se llevaron al baile a la presidenta perredista. Los del Frente tienen casas grandes, escándalos ídem, ¿y posibilida­d chicas?

¿De verdad, y contra lo que vivieron en Edomex, Ochoa quiere una parejera AMLO-PRI? Está a punto de lograrlo.

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