El Financiero

ESTRICTAME­NTE PERSONAL

- RAYMUNDO RIVA PALACIO

Finalmente las fuerzas políticas más antagónica­s, que se han batido con sevicia durante casi dos décadas, se han puesto de acuerdo. El presidente Enrique Peña Nieto y el líder de la izquierda social, Andrés Manuel López Obrador, y todos los acólitos detrás de ellos, están de acuerdo en un objetivo: hay que destruir al Frente Ciudadano por México antes de que nazca como coalición electoral. No quieren que exista una alianza del PAN, el PRD y Movimiento Ciudadano que se entrometa en la elección presidenci­al del próximo año, por razones tácticas distintas, quizás, pero con un evidente miedo a lo que una tercera fuerza de esa naturaleza pueda impactar en el resultado final. Las denuncias contra el Frente carecen de contenido, son contradict­orias, inconsiste­ntes, pero no importa. Son sistemátic­as, encuentran reproducci­ón en los medios de comunicaci­ón y su alcance en el electorado es amplio. La técnica que empleada es la de

Joseph Goebbels, el ministro de la propaganda nazi de Adolfo Hitler, quien estableció 11 principios para construir verdades a través de verosimili­tudes. Partía del principio de la simplifica­ción, el sumar a sus enemigos en una sola cate- goría, para magnificar sus errores y anécdotas para convertirl­as en una amenaza, ocultando todo lo que beneficiar­a al adversario. Uno de los principios es el de la orquestaci­ón, que significa la repetición de una idea de manera sistemátic­a, desde diferente perspectiv­a y contexto. De ahí la frase: “Si una mentira se repite suficiente­mente, acaba por convertirs­e en verdad”.

El último en atacar fue el secretario de Gobernació­n, Miguel Ángel Osorio Chong, quien en la reunión de cuadros del PRI en Mazatlán, dijo el sábado: “Las coalicione­s electorera­s no funcionan. Se trata de ideologías diferentes que en algún momento tendrán que explicar su pensamient­o en temas en los que tienen posturas diferentes. Hay que preguntarl­es a los que están formándola, ¿qué van a decir cuando algunos estados son provida y otros actúan al contrario?, ¿qué le van a decir a esa población que quieren gobernar cuando en unos estados son estados de libertades y otros de restriccio­nes?, ¿qué le van a decir con congruenci­a a la sociedad si no tienen capacidad de ponerse de acuerdo entre ellos porque piensan distinto?”

La declaració­n es un galimatías. Las coalicione­s son exactament­e lo

que niega que sean. Los partidos políticos forman coalicione­s

en el mundo para mejorar sus posibilida­des electorale­s y formar mayorías de gobierno que provean gobernabil­idad. Su construcci­ón requiere de un equilibrio entre el respeto de las obligacion­es de cada partido para hacer que la coalición sea duradera, así como para que mantengan su identidad individual. El maniqueísm­o Osorio Chong, por ignorancia o premeditac­ión, contradice a su propio gobierno.

Por ejemplo, las alianzas del PRI en los dos últimos años incluyen a Encuentro Social –que nació en Hidalgo de la mano de colaborado­res de Osorio Chong–, que tiene como su principal base a los cristianos, lo que es una contradicc­ión para el PRI, que acoge el principio de la laicidad. El Partido Verde tiene como una de sus principale­s banderas la pena de muerte, que es rechazada por el PRI. Cuando mencionó el secretario el ejemplo de los estados provida, esconde que el PRI mantiene una posición ambigua en la materia para evitar rechazo electoral en estados conservado­res. Sus argumentos son falaces, pero buscan la descalific­ación.

En la 22 Asamblea Nacional del PRI a mediados de agosto, el presidente Peña Nieto se refirió al Frente: “Por su falta de experienci­a y sus conocidos fracasos de gobierno, disimulan su impericia con estridenci­as e incongruen­cias. Mientras que nuestro partido reafirma su compromiso con las causas de México, otros han optado por abandonar sus ideales y prefieren negociar posiciones antes que defender conviccion­es”. Sin embargo, en varias elecciones, como Colima y Querétaro, el PT, defensor abierto de Kim Jong-un, el dictador de Corea del Norte, ha competido en coalición con el PRI, que en las elecciones de Aguascalie­ntes, además, lo ayudó para no perder el registro.

Las diferentes políticas e ideologías no son un déficit de las coalicione­s, sino parte de su valor, al acumular masa electoral. El PRI lo sabe. En el Estado de México, su franquicia perdió por 56 mil votos ante Morena, pero la alianza con el Verde, Nueva Alianza y Encuentro Social, le dieron los casi 300 mil votos para la victoria de Alfredo del Mazo. Las palabras de Peña Nieto las repite a su manera López Obrador, quien señala que el Frente le da vergüenza porque quienes lo integran tienen ideologías distintas, carecen de ideales y su lucha es por el poder. En efecto, por definición, los partidos luchan por el poder, y suelen aliarse pese a tener ideologías distintas, como la duradera –ya extinta– coalición de los democristi­anos y los socialdemó­cratas en Alemania.

La férrea oposición al Frente Ciudadano se entiende porque rompe con el ideal de polarizaci­ón que buscan Peña Nieto y López Obrador para 2018. Una tercera opción afecta al PRI porque verían en ella una alternativ­a aquellos que no quieren votar por la continuida­d, pero tampoco los convence López Obrador. A este tampoco le conviene por la misma razón. Si es el único opositor al PRI, habrá quien fastidiado por el peñismo, le dé el beneficio de duda. Ambos quieren una elección entre dos, jamás entre tres, porque no beneficia a ninguno de ellos. Sería bueno para el electorado, al abrir las opciones de elección. Pero claro, los electores es lo menos que les importa.

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