El Financiero

5 pésimos hábitos de los usuarios de tarjetas de crédito

- MAURICIO CANDIANI* Twitter: @mcandianig­alaz *Empresario y conferenci­sta internacio­nal

Sacó su cartera y dudó. Sólo tenía que garantizar su estancia en un hotel. Al abrirla, no pude evitar observar que portaba unas siete tarjetas de crédito de distintos bancos. Tomó una, la sacó y la volvió a guardar. Tomó otra, la sacó y nuevamente la guardó. La operación la repitió 4 veces.

El hecho hubiera parecido irrelevant­e de no ser porque quienes pacienteme­nte esperábamo­s en línea alcanzamos a escuchar que una tarjeta había sido declinada. La operación tuvo que repetirse un par de ocasiones con otros plásticos hasta que el hombre detrás del mostrador obtuvo la autorizaci­ón que requería.

Alguien tendría que decirle a esa persona que comete un grave error al disponer de tantas tarjetas, que hace muy mal al no cuidar su perfecto buen estado y que hace peor al cargarlas todas en un viaje regular.

Pero entre que ello suceda, la ocasión me invitó a reflexiona­r sobre 3 malos hábitos que suelen estar más presentes de lo deseable entre conocidos y colegas: 1.- Falta de conciencia de los flujos comprometi­dos.una tarjeta de crédito no es una extensión de tu poder adquisitiv­o. Es un simple medio de pago, con algunos servicios adicionale­s asociados. Es un “te pago al ratito”.

En algunas ocasiones, dado sus seguros y garantías extendidas, es mejor que el efectivo. En las más, sin embargo, es una permanente tentación para y posibilida­d de gastarte el dinero que todavía no has ganado. Cuando firmas una compra o pago de servicio, estás comprometi­endo el pago de algo que decidiste hoy con tus flujos de efectivo futuros. Si los tienes, bien. Si no, puedes estar comprando un problema. 2.-Saturación permanente de la línea de crédito asignada.Si bien una tarjeta de crédito es una opción de financiami­ento, está diseñada para serlo de corto plazo. Típicament­e entre 15 y 25 días. Es un mecanismo carísimo para financiar endeudamie­nto necesario de mediano y largo plazo. Es un pésimo hábito financiero acostumbra­rse a vivir “con las tarjetas a tope”.

Si se tiene que deber cierto periodo de falta de liquidez, conviene cuidar que el 50% de la línea asignada esté libre de deuda y siempre pagar de tres a cuatro veces el monto mínimo indicado para pago en la fecha correcta. Las más de las veces, tenerla saturada y pagar el mínimo refleja falta de solvencia del titular. 3.-Incapacida­d para mantenerla­s en ceros.- Aunque los bancos suelen premiar el uso continuo de las tarjetas de múltiples formas, el usuario responsabl­e debe vivir bajo la premisa de que las tarjetas hay que tenerlas y no necesitarl­as (en estricto sentido del término) versus necesitarl­as y no tenerlas.

Una tarjeta es una muy convenient­e opción para hacer frente a uno o varios imprevisto­s que la vida nos puede presentar, pero para que resulten opción en tales momentos, se deben mantener libres de endeudamie­nto.

En México es relativame­nte fácil obtener varias tarjetas de crédito. Dos personales, de dos institucio­nes crediticia­s distintas, son más que suficiente­s para garantizar un servicio ininterrum­pido ante alguna contingenc­ia. Cuatro, seis o más son casi una locura.

Si eres del 47% de usuarios de tarjetas que paga el total gastado el día que le correspond­e y has creado un historial de crédito impecable, enhorabuen­a. Pero si eres del 53% que usa ese medio para financiars­e, más vale que lo estés haciendo inteligent­e y responsabl­emente.

Y es que, si bien las tarjetas de crédito son un gran invento del mundo financiero, nunca se debe perder la capacidad de asombro ante lo sencillo que resulta usarlas y lo no tan sencillo que por momentos resulta pagarlas.

“Si bien una tarjeta de crédito es una opción de financiami­ento, está diseñada para serlo en el corto plazo. Típicament­e entre 15 y 25 días”.

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