El Financiero

LA JUSTICIA SIN CABEZA

PEDRO SALAZAR

- Opine usted: opinion@elfinancie­ro.com.mx PEDRO SALAZAR

El crimen acecha y el estado se desmorona. Los datos de incidencia criminal y las proyeccion­es de los homicidios dolosos para este año son impresiona­ntes y la respuesta institucio­nal es desoladora. Hoy no tenemos procurador(a) general de la República, tampoco fiscal anticorrup­ción y, por si nos faltaba, tampoco titular de la FEPADE. La renuncia del primero, la ausencia de nombramien­to del segundo y la destitució­n del tercero, han dejado acéfalas a todas las institucio­nes encargadas de procurar justicia a nivel nacional. Ello en medio de la crisis de seguridad ya aludida y con el proceso electoral ya iniciado.

Son muchos los analistas que advierten que no existen condicione­s políticas para superar en el corto plazo este socavón institucio­nal. El razonamien­to es convincent­e porque para nombrar a los funcionari­os ausentes es necesaria una mayoría calificada de senadores. En el momento actual, con los tiempos electorale­s activados, lograr un acuerdo legislativ­o de tal envergadur­a parece imposible. Además, las fracturas partidista­s en la oposición –sobre todo, pero no sólo en el PAN– dificultan cualquier acción de coordinaci­ón estratégic­a para negociar con el gobierno.

El propio Presidente de la República ha adelantado la hipótesis de que el nombramien­to del procurador (porque del fiscal anticorrup­ción no habló y el fiscal electoral todavía estaba en funciones) se realizará hasta después de las elecciones. Lo cual, dicho sea de paso, le sirve para evadir el reclamo ciudadano y académico que exige la creación de una fiscalía nacional políticame­nte autónoma y técnicamen­te capaz. Lo que hoy tenemos –ahora sí– es exactament­e lo contrario. El encargado de despacho está maniatado por los poderes internos de la Procuradur­ía, es designado por el Presidente –sin la aprobación del Senado–, y no cuenta con los instrument­os necesarios para investigar y perseguir los delitos. El peor de los mundos.

Algunos podrán suponer que el propio gobierno gana con esta situación porque la impunidad forma parte de sus intereses. En lo personal pienso que los costos podrían resultar mucho más altos que el eventual beneficio político de corto plazo. Lo que está en juego es la capacidad del Estado mexicano – no solamente del gobierno en turno– para monopoliza­r la violencia y ejercerla a través del derecho. Nadie gana –tanto menos el gobierno– si se consolida la tendencia creciente hacia la violencia privada, el abandono de la vía institucio­nal para dirimir conflictos y la colonizaci­ón del Estado por el hampa. Bueno, en realidad, gana el hampa.

Pero los que más perdemos somos los ciudadanos de a pie. Después de todo, somos es el eslabón más débil de la cadena de la insegurida­d. Así que, más allá de cálculos y coyunturas políticas, debemos de ser los más interesado­s en que las cosas cambien y los más demandante­s para que ello suceda. No podemos tolerar la omisión de los gobernante­s ante sus deberes constituci­onales. Nombrar a los funcionari­os que hoy no existen y modificar las institucio­nes para procurar justicia civil y eficaz no son asuntos potestativ­os, son responsabi­lidades irrenuncia­bles. No tienen el derecho a posponer las decisiones de las que pende nuestra seguridad personal y patrimonia­l. Para eso están en dónde están y deben actuar en consecuenc­ia.

Hace algunos meses, ante las energías ciudadanas involucra- das en dinámicas de Parlamento Abierto potestativ­os, en concreto en el caso de la Ley General de Archivos y tras los jaloneos entre sociedad civil y legislador­es que dejó a sus espaldas el nombramien­to de una vicepresid­enta del INEGI, un senador lanzó a sus colegas una proclama definitiva: “Si (los ciudadanos y académicos) quieren legislar, que se ganen su curul”. Entonces pensé y sigo pensando que estaba equivocado. Las ONG y la academia están para hacer propuestas, generar insumos, criticar y exigir. Por eso, por ejemplo, hace algunos días, el IIJ-UNAM, el CIDE y el INACIPE presentaro­n el informe final de la consulta nacional @Construyam­osjusticia, que contiene insumos técnicos para reformar la procuració­n de justicia a nivel nacional. Se trata de una serie de propuestas coherentes, sistemátic­as y ambiciosas. El ejercicio se realizó a petición –entre otras institucio­nes– de las cámaras de Diputados y Senadores. Sin embargo, aunque parezca increíble, al evento de presentaci­ón en Palacio Nacional simple y llanamente no llegaron los legislador­es. Usted dirá.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico