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SERGIO RAMÍREZ PREMIO CERVANTES 2017

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EL ESCRITOR NICARAGÜEN­SE CUENTA A El Financiero QUE SU PRIMER LIBRO LO FINANCIÓ ÉL; SU NOVIA, HOY ESPOSA, LO VENDIÓ DE PUERTA EN PUERTA.

AÑOS

A la distancia se cumplió la profecía. Tal como reza una de sus canciones más famosas, Pedro Infante logró vivir 100 años. Este 18 de noviembre se celebra el centenario del ídolo cuya voz se ha vuelto inmortal. Un beso interminab­le, según la soprano Olivia Gorra.

“No tenía grandes agudos, pero era muy inteligent­e. Sabía interpreta­r con esa suavidad que tenía en su voz, como si estuviera diciendo algo al oído. Cantaba con la cara súper relajada, podías ver enamoramie­nto en el brillo de sus ojos, casi besaba cuando cantaba”, dice la intérprete.

El tenor Ramón Vargas lo describe como un poeta, más que cantante.

“Es como el Fischer-dieskau de la canción mexicana”, dice en referencia al barítono alemán fallecido en 2012 a los 86 años, conocido como el más grande intérprete del repertorio romántico. “Pedro Infante decía las canciones como nadie”.

Su carrera discográfi­ca no llegó a 15 años, pero grabó más de 300 canciones entre 1942 y 1957, comparte Sergio Solís Castellano­s, productor de música mexicana del sello Peerless. Grabó canción bravía, bolero ranchero, vals, canciones festivas, huapango y corridos.

“Era un ser súper dotado y fuera de serie, porque nunca estudió ni actuación ni canto”, subraya Solís, productor del álbum conmemorat­ivo Cien años pensando en ti, que incluye un documental con audios y fotografía­s inéditas de Infante.

Su naturalida­d sigue seduciendo al público, agrega Olivia Gorra. “No tenía intencione­s de impostar o ser quien no era. Sin gran virtuosism­o, era muy allegado a la forma hablada del canto, como se dice en italiano, canta come si parla. Era un cantante íntimo”.

Su tono medio era virtuoso, asegura el tenor Fernando de la Mora. “Una voz, capaz de ser tan emotiva, es destacable. Probableme­nte no tuviera caracterís­ticas de cantante de ópera, pero sí tenía toda la emoción. Era sencillo vocalmente, pero muy complejo en su interpreta­ción”.

Pedro Infante cantaba con esa pasión porque varias de las canciones tenían que ver con su propia historia. A José Alfredo Jiménez le pidió que escribiera un tema para su Ratoncito (Irma Dorantes) y el compositor le hizo el clásico Despacito, cuenta José Alfredo Jiménez Jr. “Mi papá le dijo: ‘¡Pero cómo ratoncito, Pedro! ¡Eso es muy poco romántico!’. Entonces hizo una canción que él pudiera cambiar cuando se la cantara a Irmita”.

A Alberto Cervantes -quien escribió el clásico Cien años junto con Rubén Fuentesle encargó otra canción para Irma Dorantes, narra la hija del compositor, Eurídice Cervantes. “La única canción que le pidió Pedro a mi papá se llama Nuestro amor y

No tenía grandes agudos, pero era muy inteligent­e. Sabía interpreta­r con esa suavidad que tenía en su voz, como si estuviera diciendo algo al oído”

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