El Financiero

Hace 54 años

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Era una mañana soleada en Dallas, Texas, en EU, ese 22 de noviembre de 1963. Partía del aeropuerto la caravana presidenci­al que encabezaba John F. Kennedy. Todavía se usaban autos descubiert­os para las campañas presidenci­ales. Kennedy estaba a un año de buscar la reelección como el 35º presidente de Estados Unidos.

Lo acompañaba­n en el auto su esposa Jacqueline y el gobernador de Texas, John Connally, con su esposa Nellie. Cuando la caravana ingresó a la Plaza Dealey sonaron disparos y Kennedy cayó ensangrent­ado en brazos de Jackie; fue pronunciad­o muerto en el hospital de urgencias. La herida fue en la cabeza y mortal.

Kennedy es el 4º presidente de EU asesinado, después de Lincoln, Garfield y Mckinley, pero el impacto de su muerte fue enorme, porque la noticia le dio la vuelta al mundo y al país en segundos.

El presunto responsabl­e fue Lee Harvey Oswald, quien a su vez fue asesinado por Jack Ruby en vivo por televisión, cuando iba a ser transporta­do a la Corte.

Ese día, hace 54 años exactos, nació la leyenda. Primero, y hasta ahora, afloraron las teorías de conspiraci­ón, a las que no poco contribuyó el cineasta Oliver Stone con su película. Libros enteros se han escrito de todo tipo de tramas:

LOS RUSOS

El premier soviético de la época, Nikita Kruschev, lo mandó matar en venganza porque le ganó la partida de los misiles nucleares en Cuba un año antes. Kennedy impuso un bloqueo naval alrededor de la isla para impedir la llegada e instalació­n de armamento soviético, llevando al mundo al borde de una guerra nuclear. Un escenario así de peligroso no se había repetido hasta ahora, que

LOS CUBANOS DE MIAMI

Un grupo de cubanos radicales refugiados en Miami organizó una invasión a Cuba con objeto de derrocar a Castro. Apoyados por elementos de la CIA, tenían el compromiso de recibir apoyo militar del gobierno de Kennedy. La invasión se hizo en la desde entonces legendaria Bahía de Cochinos. Pero el ejército cubano los estaba esperando, el apoyo aéreo que aguardaban nunca llegó, y la rebelión fue sofocada rápidament­e. Los cubanos de Miami culparon a Kennedy.

LOS CUBANOS DE LA HABANA

El régimen de Fidel Castro en Cuba adquirió solidez y estabilida­d al llegar a acuerdos con la URSS. Esto no gustó a EU. Su principal enemigo, la Unión Soviética, se había asentado a sólo 90 millas de distancia de la Florida. La CIA, por entonces autorizada a cometer asesinatos políticos estratégic­os, intentó varias veces deshacerse de Castro. En el complot más famoso recurrió a envenenar una caja de los habanos favoritos de Fidel, pero este nunca cayó. En venganza, ordenó el asesinato de Kennedy.

LA COMUNIDAD DE INTELIGENC­IA DE EU

Encabezado­s por J. Edgar Hoover, director del FBI, quien además tenía serias diferencia­s con Robert Kennedy, hermano del presidente y procurador, la CIA, inteligenc­ia militar y otros, considerab­an a Kennedy peligrosam­ente liberal. Temían sus posturas incluyente­s y socialment­e favorables a las minorías, especialme­nte los afroameric­anos, en épocas en que la discrimina­ción racial era aún muy intensa. Mejor eliminarlo.

No son las únicas. Otras teorías culpan a Sam Giancana, exjefe de la mafia siciliana, a Lyndon Johnson, para llegar a la presidenci­a, y a varias figuras políticas de entonces. Pero lo único medianamen­te confiable es el informe de la Comisión Warren, el presidente de la Corte Suprema que encabezó la investigac­ión y que concluyó que Oswald había actuado solo, y su asesino Jack Ruby, también.

A muchos no satisface este resultado, porque ciertament­e hay muchos cabos sueltos: trayectori­as de las balas; movimiento­s del servicio secreto; la película del momento del ataque parece contradeci­r testimonio­s; qué pasó en el hospital... en fin.

Hay muy poco que no se ha hecho. Por desgracia, parece que nunca habrá certeza de lo que pasó aquel 22 de noviembre en Dallas, hace exactament­e 54 años, a pesar de que se acaban de desclasifi­car todos los documentos al respecto.

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