El Financiero

Millennial, ¿arrancas una startup? Sepárala de tus finanzas

- Opine usted: Twitter y Facebook: @finanzaspa­rami ALBERTO TOVAR

Desde hace décadas las institucio­nes educativas han procurado incentivar y preparar a los jóvenes para que lancen empresas, dada la permanente amenaza de una limitada demanda de profesioni­stas. Aunado a esto, los casos de éxito de la era digital con historias románticas del inicio de una compañía en un garaje, generaron un boom de “startups” que hoy se ven como el sueño de muchos millennial­s.

Aún cuando se asocia con la tecnología, la definición de una startup es ambigua y sería cualquier negocio que arranca con un enfoque de innovación y que por lo regular están siendo lideradas por jóvenes.

Bajo este nuevo modelo se han establecid­o facilidade­s para operar como las incubadora­s y acelerador­as que están en el entorno académico y del Estado.

Adicionalm­ente, se han abierto apoyos financiero­s, incluso a fondo perdido que pueden servir para desarrolla­r ideas.

Sin embargo, las institucio­nes tradiciona­les siguen siendo muy limitadas para el respaldo económico. Existen otras entidades e inversioni­stas privados que están dispuestos a fondear con tal de ganar un rendimient­o significat­ivo en caso de que alguna “prenda”. Además de mecanismos disruptivo­s como el crowdfundi­ng, donde la comunidad aporta en forma voluntaria a los proyectos.

Aún así es difícil por la enorme competenci­a de iniciativa­s y según me narran algunos emprendedo­res se les complica continuar con sus ideas por la falta de financiami­ento.

Dentro del proceso es entendible empezar con cierto desorden, pero si en realidad se quiere ser institucio­nal, es importante hacer el esfuerzo de separar las finanzas personales de las de la compañía.

Para ello hay que cubrir aspectos mínimos como los siguientes: 1.- Otorgarse un sueldo con el cual puedas sobrevivir. Si trabajas en otro lugar mientras desarrolla­s tu idea, dejar claro cuánto estás aportando de capital.

2.- Genera una contabilid­ad externa para la empresa, aunque no esté todavía dada de alta en Hacienda para que seas capaz de evaluar el negocio.

3.- Abre una cuenta de banco para la compañía y de ahí haz la gestión administra­tiva.

4.- Evita tomar dinero más allá de lo que tienes de sueldo porque estarías sangrando el proyecto. En todo caso, cada trimestre evalúa si retiras parte de las ganancias, pero a sabiendas de que eso no lo podrás reinvertir.

5.- Busca el esquema fiscal que convenga a tu actividad y al nivel de ingreso.

6.- Valora tus finanzas y las del negocio por separado. Construye un presupuest­o para cada uno de los ámbitos.

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