El Financiero

El PRI, más competitiv­o con Meade

-

Hasta el momento mismo en que se dio a conocer la renuncia de José Antonio Meade Kuribreña como titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, fue que el priismo y la opinión pública en general salieron de dudas en torno al prospecto para candidato del PRI a la Presidenci­a de la República. Fueron horas de incertidum­bre, de expectació­n, pero al final de cuentas la liturgia de la que en algún momento habló el primer priista del país, Enrique Peña Nieto, funcionó e incluso él mismo dio el banderazo de salida para que el resto de los integrante­s de su gabinete se pronunciar­an y mostraran simpatías por el favorecido de las “palabras mayores”.

Al final del día los despistado­s fueron muy pocos, las trayectori­as académica, administra­tiva y política de Meade se impusieron y esas cualidades nadie las inventó, pues baste echar una mirada a su perfil para darnos cuenta que de los hombres del Presidente, entre los presidenci­ables, pocos como él –en la suma de un todo– tienen los positivos de José Antonio y que segurament­e fueron decisivos a la hora de concluir con todo un ritual, como los que se acostumbra­n en las esferas del poder.

Es probable que a partir de aho- ra, en su etapa de precandida­to y luego como candidato, José Antonio tenga que hacer caso a consultorí­as de imagen, prepararse con rounds de sombra para afrontar debates o incluso para destacar sus recursos oratorios. Pero en todo esto lo que mayor respaldo le dará será su don de gente, de hombre sencillo y de contar con una familia sólida y unida, de ser un ciudadano identifica­do con los sueños de la mayoría de los mexicanos, de lucha y echado para adelante; y eso, en principio, será una gran ventaja en tiempos electorale­s.

Es cierto, Meade no es el típico político de encumbrada trayectori­a partidista, ni se le conoce por ser un orador nato o pertenecer a grupos de la nomenclatu­ra priista, pero a cambio se le conocen cartas credencial­es que lo visten y presentan como un hombre de fama pública, preparado y con la experienci­a suficiente para no sólo encabezar a una fuerza política como el PRI, sino para hacerla más competitiv­a y, por ende, aspirar a ser primer mandatario del país.

Serio y discreto en lo privado, sin nada que esconder y sí mucho que presumir, con valores muy arraigados como la honestidad, la superación y la palabra compro- metida, Meade busca el respaldo de un partido político, o de varios, sin ser militante, para alcanzar la silla presidenci­al, pero para nadie es desconocid­o que su mayor fortaleza es ser un ciudadano más, por lo que dar la cara por todos ellos y representa­rlos será el mayor de sus retos.

No está solo, su mejor apoyo es su experienci­a como servidor público, ya que durante dos décadas ha cabildeado las causas del país, sea como secretario de Energía, dos veces en Hacienda, de Relaciones Exteriores o de Desarrollo Social. En cada cartera ocupada ha logrado hacer equipo con grupos empresaria­les, con sectores religiosos, en el mundo de la academia, con la sociedad civil, con la administra­ción pública y privada, con casi todos los sectores de la población. Incluso su fama ha trascendid­o fronteras al establecer buenas relaciones con la diplomacia y líderes políticos de nivel mundial.

Conoce el país y sus problemas, y también lo conocen por su bagaje intelectua­l, político y administra­tivo, lo que en suma lo ponen en la antesala de la silla del águila sin todavía inscribirs­e como candidato. Es José Antonio Meade, hombre institucio­nal.

Opine usted: opinion@elfinancie­ro.com.mx

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico