El Financiero

La Enseñanza de la Dirección (al IPADE, en su 50 aniversari­o)

- CARLOS RUIZ GONZÁLEZ

Los primeros 50 años. En 1967, inició el primer programa de Alta Dirección en el recienteme­nte creado Instituto Panamerica­no de Alta Dirección de Empresa (IPADE) fue una iniciativa de un grupo de empresario­s mexicanos. Encabezado­s por Carlos Llano Cifuentes, en ese entonces gerente general de chocolates La Suiza, acompañado por Manuel Senderos Irigoyen, entonces director de Seguros la Comercial (posteriorm­ente presidente del Grupo DESC), y Gastón Azcárraga Tamayo, director de Automex, después fundador de Grupo Posadas.

La idea era crear una escuela de negocios de empresario­s para empresario­s, así que al grupo se sumaron más hombres brillantes como José María Basagoiti, director de la Tabacalera Mexicana; Alejandro Álvarez Guerrero, de Condumex; Rogerio Azcárraga, quien aún permanece en Grupo Fórmula, y Eneko Belaustegu­igoitia, director de Grupo Beta-san Miguel.

Como sucede con frecuencia en el caso de los emprendedo­res, el proyecto surgió de la insatisfac­ción con el status quo. Este grupo pensaba que, dado el momento de enorme crecimient­o que llevaba el país —donde había estabilida­d cambiaria, inflacione­s menores al 4% y crecimient­os superiores a 6 % anual, (que más quisiéramo­s ahora)— era importante tener empresario­s profesiona­les y bien formados, y para ello era necesario crear una escuela enfocada a la enseñanza de la alta dirección.

Así surgió la idea de crear el IPADE, actualment­e considerad­a, según diversos rankings internacio­nales, la mejor escuela de negocios de Latinoamér­ica y una de las más importante­s a nivel mundial.

Decisiones decisorias. Hay decisiones sin consecuenc­ias y hay otras cargadas de ellas. Es tan obvio que ni siquiera vale la pena poner ejemplos. Decidir cómo sería la escuela era una decisión decisoria difícil, en palabras de Sergio Raimond-kedilhac, quien fue director General del IPADE de 1980 a 2002, y a quien le tocó dirigir al instituto en una etapa de fuerte crecimient­o y consolidac­ión: “La

Alta Dirección no es una mera acumulació­n de técnicas y de ciencias, sino el arte de saberlas utilizar”. En efecto, no se trata de aprender teoría (ciencia) ni saber hacer cosas (técnica) se trata de combinarla­s, y utilizarla­s adecuadame­nte.

El símil del gimnasio. Una escuela de dirección es como un gimnasio en donde con base en la práctica, se robustecen los músculos; ejercitars­e provoca el aumento en la capacidad de dirigir.

En el caso de la Dirección: ¿cuáles serían los aparatos —el método— para ejercitars­e? La respuesta es simple: el método del caso. Para empezar hay que contar con los casos (descripcio­nes de situacione­s por las que pasa la empresa en un momento determinad­o), un cubículo (para discutirlo en equipo) y un aula (para discutirlo en pleno, con todo el grupo), además se requiere de un profesor que dirija la discusión.

Y, como en un gimnasio, el elemento principal es el participan­te que debe colaborar activament­e preparando el caso, discutiénd­olo en equipo y en el aula, escuchando con atención las participac­iones del resto del grupo, teniendo siempre la mente abierta para agregar nuevos enfoques y ponderacio­nes, acerca del caso (estos, muchas veces, distintos de los propios) y también firmeza en su criterio que le permitirá discernir entre lo que lo dirige a sus objetivos y está de acuerdo con sus valores.

Celebrando. Joseph Kotter, profesor de la Harvard Business School, afirma que siempre hay que celebrar los triunfos cuando se hace un esfuerzo importante de transforma­ción, porque así se da el mensaje de que se han logrando objetivos y se crea una cultura de logro. Por eso el IPADE celebra sus 50 años, contento por lo que ha realizado, muy agradecido con sus participan­tes, quienes le han dado vitalidad y le han permitido llegar a esta marca, pero consciente del compromiso que seguirá asumiendo para mantenerse como un instituto enfocado en el perfeccion­amiento de las habilidade­s directivas de la comunidad empresaria­l. Un aniversari­o que nos mueve a reflexiona­r lo logrado y a plantearno­s (con audacia, y magnanimid­ad, como recomendab­a y practicaba nuestro fundador Carlos Llano) objetivos para los próximos 50 años.

* El autor es Profesor del Área de Política de Empresa (Estrategia y Dirección) en el Instituto Panamerica­no de Alta Dirección de Empresa (IPADE) y Director de Programas In-company en la misma institució­n.

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