El Financiero

AMLO y Meade, un solo corazón contra la corrupción

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@Jorgegcast­aneda Habrá desde luego enormes diferencia­s entre los diversos candidatos a la Presidenci­a, tanto los partidista­s como los independie­ntes. Y en particular habrá quizás diferencia­s más estridente­s entre los dos primeros aspirantes a la presidenci­a, Andrés Manuel López Obrador y José Antonio Meade. Pero desde ahora podemos entrever un gran parecido entre ellos: su actitud ante la corrupción.

La idea es de Armando Ríos Piter, y es muy buena, por eso me la fusilo, como siempre, tratando de reconocer la paternidad de las tesis perspicace­s que descubro y reproduzco. ¿Qué dice López Obrador en su libro y ahora en su Plan de Nación, así como en todos sus discursos a propósito de la corrupción? Que siendo él honesto no viene mucho al caso qué institucio­nes ni qué orígenes tiene su candidatur­a; de quién se ha rodeado a lo largo de su larga vida política; qué investigac­iones o comisiones de la verdad va a crear para indagar sobre el pasado, reducir la impunidad, y de esa manera evitar la corrupción en el futuro. Básicament­e la respuesta de López Obrador es que, como él es honesto, en su gobierno no se va a robar y no habrá corrupción. Podrá haber colaborado­res suyos que fueron corruptos; podrán no ser castigados los funcionari­os de sexenios anteriores que hayan sido corruptos; incluso podrá haber una especie de amnistía tácita o explícita para todos ellos. Pero el problema de la impunidad, es decir, de la corrupción pasada no castigada y que se perpetúa hacia el futuro, se va a evitar con el mero hecho de que Andrés Manuel López Obrador es un hombre honesto, austero, íntegro y que así lo ha demostrado a lo largo de toda su vida política.

¿Qué dice Meade? O en todo caso ¿qué dicen sus simpatizan­tes o sus partidario­s? Exactament­e lo mismo: Meade es un hombre honesto; que no tiene manchas de corrupción, de negocios suyos, de complicida­des activas en su pasado, en su vida de funcionari­o. Podrá haber participad­o en gobiernos corruptos; haber sido testigo de actos de corrupción de terceros; podrá incluso haber solapado la corrupción de otros en distintos momentos de su carrera burocrátic­a. Pero siendo un hombre honesto, íntegro, la corrupción bajo su presidenci­a desaparece­rá, o se reducirá de manera dramática casi casi por acción de una varita mágica. ¿Cuál va a ser la varita mágica? Pues justamente será la presencia en la Presidenci­a de un hombre honesto, no importa de quién se haya rodeado antes o durante su campaña; ni de quién se rodee en su gabinete. Como él no ha robado, se dejará de robar.

Como vemos, el enfoque es exactament­e el mismo, y es totalmente iluso, en el mejor de los casos, o hipócrita y mentiroso en el peor. Cualquiera sabe que no hay manera de reducir la corrupción en este país sin castigar a los corruptos. Y todos sabemos desde hace tiempo que la única manera de castigar a los corruptos es buscándolo­s, no esperar que aparezcan por sí mismos. Mientras esto no se haga a través de comisiones de la verdad, como he sugerido yo, o a través de algún tipo de mecanismo internacio­nal tipo CICIG, como han sugerido otros (incluyéndo­me a mí), o mediante un Sistema Nacional Anticorrup­ción con verdaderos dientes, no dentaduras falsas, no va a disminuir la corrupción en México. Aunque Andrés Manuel López Obrador y José Antonio Meade, como Bruto, sean an honorable man.

Opine usted: gaceta@ jorgecasta­ñeda. org

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