El Financiero

MACARIO SCHETTINO

FUERA DE LA CAJA

- MACARIO SCHETTINO

Se publicó el dato del PIB al tercer trimestre, y en la versión desestacio­nalizada (es decir, en la que se quita el efecto de variacione­s por causa del calendario) hubo una pequeña caída de 0.3% contra el trimestre previo. Con la nueva base con la que se calcula el PIB, esto sólo había ocurrido en dos ocasiones desde la crisis de 2009: En el segundo trimestre de 2013, con la crisis en vivienda, caímos casi un punto, y en el último de 2015 hubo una pequeña reducción de 0.1%. A tasa anual, con datos originales, hay un crecimient­o de 1.5%, que es bastante menor al de 3% que hubo el año pasado.

Por lo mismo, algunos piensan que estamos entrando en un proceso recesivo, y que la economía podría descompone­rse precisamen­te en el proceso electoral. Creo que no es así. Prácticame­nte toda la caída del tercer trimestre se debe a una sola actividad: la minería, específica­mente la asociada al petróleo. Esta industria tuvo una caída de 46 mil millones de pesos (desestacio­nalizados), mientras que el PIB total presenta una contracció­n de 52 mil millones. Es decir, 88% de la caída se debe nada más a la minería. Y prácticame­nte toda esa caída se debe sólo al petróleo, y más interesant­e aún, al comportami­ento durante el mes de septiembre, que fue anormal.

Aunque la producción de petróleo viene cayendo, y no poco, en los tres meses previos a septiembre promediaba casi 2 millones de barriles diarios. En ese mes, a duras penas superó 1.7 millones. Para octubre, está nuevamente por encima de 1.9 millones. Septiembre fue un mal mes por los terremotos, pero en el caso del petróleo parece haber sido mucho más importante el huracán en Houston, que dejó sin operar muchas refinerías por varios días. Y como nosotros refinamos allá, y vendemos para otros que también lo hacen, hubo que detener el proceso. No creo que en este cuarto trimestre se logre recuperar toda esa caída, porque el promedio de producción hasta mediados de noviembre está en 1.9 millones, poco menos de cien mil por debajo de lo anterior, pero eso implicaría ya no sólo no perder en minería, sino incluso ganar un poco.

Sin embargo, el efecto más importante en la dinámica a la baja en el PIB no viene de la minería, sino del consumo. En los últimos trimestres, éste había sostenido a una economía que apenas regresaba a exportar. Ya nos recuperamo­s en ese terreno, pero ahora parece que las ventas se han caído. Puesto que nada más tenemos datos de octubre en tiendas de autoservic­io, no es claro si el impacto del terremoto es momentáneo, o si estamos frente a una reducción permanente en el gasto de los hogares. De eso va a depender mucho lo que ocurra con la economía en su conjunto.

El comportami­ento normal de la economía mexicana parece seguirse manteniend­o en un crecimient­o de 2% anual. Las crisis de 1995 y 2009 se compensaro­n con años de crecimient­o anormal, pero muy rápidament­e regresamos a ese nivel tendencial. Como ya hemos comentado en otras ocasiones, ese 2% es producto de la mitad del país creciendo por encima del 4%, mientras la otra a duras penas no se contrae. Y especialme­nte las grandes economías del centro del país, Estado y Ciudad de México, que no logran crecer de forma importante.

Por lo mismo, no creo que haya una solución general, si lo que se busca es crecimient­o. El norte funciona bien como está, pero el resto no. Y es ahí donde podemos cambiar las cosas. Hacia allá hay que enfocarse.

Profesor de la Escuela de Gobierno, Tec de Monterrey

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