El Financiero

El día en que México va a enseñarle algo a Alemania

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El ‘Abuelo’ Cruz, potosino rayado de origen, hizo a pleno sol un dramático gol de cabeza que irónicamen­te, por histérica emoción arrancó de sus asientos a los aficionado­s del estadio de sus acérrimos rivales Tigres, de la UANL.

El pepino significab­a la justa calificaci­ón, el pase a semifinale­s ganado con garra por la selección nacional de futbol en la que jugaron Javier Aguirre y Hugo Sánchez. Pasar venciendo a Alemania.

Un segundo después, un hombrecill­o vestido de negro y parado en el área chica, levantó y agitó los brazos para anular la anotación por una razón que nunca quedó clara.

Corría 1986, y ésa representó la última vez en la que el equipo mexicano jugó el anhelado quinto partido en un Mundial de la FIFA, del que sacó el boleto la selección alemana.

Se viene Alemania en el Mundial de Rusia. El reto es nada más, ganarle al rival más duro, pero en lo que eso ocurre, el 23 de abril, Alemania hará una reverencia de mayor calibre a México durante una semana. Mucho más relevante que un Mundial.

“México es una primicia para Hannover Messe. Es el primer país de América Latina, sin mencionar el de habla hispana, que ha sido el país socio”, así resumen los or- ganizadore­s el suceso por concretars­e en el cual el país que desayuna con tortillas va a mostrar sus novedades en tecnología. ¿Qué diablos es Hannover Messe? En 1947, una destruida y pobre Alemania se levantaba del final de la guerra iniciada por Adolfo Hitler.

Pasado el enfrentami­ento, el Reino Unido la apoyó para generar una feria comercial anual que mostrara las virtudes que con la técnica puede crear su gente. Su más grande joya. Así surgió la Feria de Hannover, Hannover Messe.

La ciudad de Hannover está al norte del país, a tres horas de Berlín, en coche. Su ascenso motivado por la feria representó el inicio de la aceleració­n tecnológic­a que convirtió a Alemania en una potencia de la posguerra y es por tanto quizá la mayor exposición que puede tener quien ofrece tecnología.

Unos 250 mil individuos, gerentes y directivos de industria experiment­aron el año pasado el encuentro de 4 días cuya sede es un inmueble de un área similar a la del Vaticano en la que abundan máquinas, robots que pueden suplir humanos.

¿Qué puede mostrar México en un lugar así?

Ignoro aún el listado de empresas anotadas para viajar, pero asumo el riesgo de brindar un posible ejemplo.

Está la empresa fundada por el fallecido Guillermo Zambrano. Su compañía mexicana Metalsa es dueña de la tecnología que trata la lámina y pintura de un BMW o de un Mercedes Benz de modo tal que permite los caprichoso­s diseños que avalan sus precios de decenas de miles de dólares.

Habremos, empero, de esperar la lista de los emisarios.

“Entre los tópicos que recibirán atención especial está la industria 4.0, energía, tecnología ambiental, entrenamie­nto vocacional, ‘startups’ e inversión extranjera”, explica el sitio de la feria en torno a las razones para analizar al invitado.

En estos días Ildefonso Guajardo, secretario de Economía, cierra la renegociac­ión del Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea, un acuerdo eclipsado por la estridenci­a del presidente Donald Trump en torno al TLCAN.

Atentos están en Siemens que acá comanda Louise Goeser, quien acompaña a México en la misión de Hannover.

México va a Hannover a mostrarse al mundo, a conseguir clientes. El año pasado Alemania aumentó 60 por ciento su inversión en México y es ya el cuarto lugar en inversión extranjera directa después de Estados Unidos, España y Canadá. A Hannover los mexicanos van a ganar. Ojalá que a Rusia, también.

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