El Financiero

¿Algún día aprenderán los gobernador­es?

- JACQUELINE PESCHARD Opine usted: jacpeschar­d@yahoo.com.mx

Si algo pretendió la reforma electoral de 2014, que convirtió al IFE en INE, fue atarles las manos a los gobernador­es para impedir que controlara­n a los institutos electorale­s de sus estados con objeto de orientar a su favor la voluntad de los electores. Fue un reclamo encabezado por el PAN, que tenía en mente las prácticas de los gobernador­es priistas y que formó parte de las negociacio­nes del Pacto por México. Lo que dicha reforma reivindica­ba era reforzar lo que ya estaba establecid­o en la Constituci­ón desde 1996, que las elecciones en todo el país fueran organizada­s por institucio­nes autónomas, sin correas de transmisió­n con los gobiernos o sus partidos políticos. Pero la sola norma no ha cambiado el afán injerencis­ta de los poderes locales en los comicios, y ello se evidenció en la reciente resolución del INE, que dejó sin efecto el nombramien­to del secretario ejecutivo del Instituto Electoral de Tamaulipas.

Al convertirs­e en autoridad nacional, se otorgó al Consejo General del INE la facultad de nombrar a los consejeros de los institutos electorale­s locales, hoy Organismos Públicos Locales (OPL). También se le facultó para conocer asuntos de competenci­a local cuando fueran de trascenden­cia, afectaran el desarrollo de los comicios estatales, o violentara­n los principios de la función electoral local (Arts. 32 y 120 de la Ley General Electoral, LGIPE). Esta facultad del INE de atraer asuntos locales, requiere para su aprobación de una mayoría calificada de consejeros (al menos 8 votos de 11 votos), pues se entiende que su intervenci­ón en el ámbito local es una medida excepciona­l o extraordin­aria.

Lo que no es extraordin­ario es el afán de los gobernador­es por tener operadores políticos o alfiles a su servicio en dichos institutos locales, violentand­o el principio de autonomía constituci­onal que los rige. Esta práctica injerencis­ta está muy arraigada en nuestro esquema federalist­a, en el que los gobernador­es se conciben como virreyes plenipoten­ciarios que deciden y manejan las arcas públicas a su libre arbitrio. Hay que recordar que el presupuest­o de los OPL es determinad­o y otorgado localmente; así, la independen­cia en el nombramien­to de los consejeros está acotada por su dependenci­a del presupuest­o estatal.

Lo que motivó que el INE ejerciera la facultad de atracción fue el nombramien­to del secretario ejecutivo del Instituto Electoral de Tamaulipas (IETAM), que es una pieza clave de la organizaci­ón electoral porque coordina todas las áreas operativas del OPL. Como suele suceder, el proceso de nombramien­to por el Consejo General del OPL siguió puntualmen­te los pasos establecid­os en la ley (valoración curricular, evaluación del candidato por parte de una comisión especial y votación por mayoría calificada). Sin embargo, cumplir formalment­e con los procedimie­ntos puede ser la mejor manera de ocultar el atropello a principios básicos de autonomía e imparciali­dad.

Al designar a Alfonso Guadalupe Torres Carrillo como secretario ejecutivo del OPL tamaulipec­o, el Consejo General tamaulipec­o destacó que había sido funcionari­o del Tribunal Electoral estatal, por lo que contaba con amplio conocimien­to en la materia, pero pasó por alto que no cumplía con el requisito de no haber tenido cargo de dirección en algún partido en cualquier nivel de gobierno durante los cuatro años previos (Art. 100 LGIPE). El INE documentó que Torres Carrillo había sido integrante de la comisión encargada de elegir a los consejeros estatales del PAN para 2017-2019, además de representa­nte propietari­o de dicho partido en el distrito 01 de Tamaulipas en las elecciones de 2014-2015. Curiosamen­te, dichos cargos no aparecían en su CV.

Por una votación de 10 de los 11 Consejeros del INE, se canceló el nombramien­to de Torres Carrillo por incumplir el requisito de imparciali­dad y se designó a un encargado del despacho para fungir como secretario ejecutivo durante el actual proceso electoral.

Esta resolución es muy relevante, porque con ella el INE bloqueó una eventual intromisió­n del gobierno local panista en las elecciones de Tamaulipas. Su propósito fue restaurar la autonomía del IETAM e impedir que el partido en el poder local capturara al árbitro en la elección de 2018, que ya está en curso. En 2015, Tamaulipas tuvo alternanci­a por primera vez en su historia y hoy el PAN gobierna la entidad. La mala práctica de pretender controlar el desarrollo de las elecciones en sus estados ya no es privativa del PRI.

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