El Financiero

Avanza reforma fiscal

- ALEJANDRO GIL RECASENS Opine usted: opinion@ elfinancie­ro. com.mx

Con 51 votos a favor y 49 en contra, a las dos de la mañana del sábado quedó aprobada en el Senado la reforma fiscal promovida por Donald Trump. El 16 de noviembre la Cámara de Representa­ntes había concluido su propia versión. Aunque existe la posibilida­d de que ellos den por bueno el documento de quinientas páginas tal y como pasó en el Senado, lo más probable, dadas las diferencia­s que persisten, es que senadores y representa­ntes, reunidos en conferenci­a, busquen llegar a un texto único, que luego tendría que ser votado en definitiva en ambos lados del Capitolio.

Aunque suena complicado, parece que el presidente Trump podrá tener su reforma en los próximos días, para entregarla a los ciudadanos como un gran regalo de Navidad.

Sería un éxito importante porque se materializ­a una de las promesas torales que hizo en campaña y además porque contrasta con los años que tardó el expresiden­te Ronald Reagan para hacer su reforma fiscal y con la parálisis legislativ­a con que los Republican­os castigaron durante ocho años al exmandatar­io Barack Obama.

Con las tácticas de negociació­n que acostumbra, más por el lado de las presiones y el juego rudo que de las promesas, Trump acabó convencien­do al importante grupo de Republican­os preocupado­s por los efectos de la reforma sobre el déficit fiscal y la deuda. Sabiendo desde el principio que los 46 Demócratas y los dos Independie­ntes irían en contra, el reto era ganar la voluntad de al menos dos de los cinco miembros de su partido que rechazaban el proyecto: Lisa Murkowski, Susan Collins, Jeff Flake, John Mccain y Bob Corker Al final sólo este último, que ya había anunciado que no buscará la relección, decidió en sentido negativo

Mccain, que en 2001 y 2003 se opuso terminante­mente al recorte de impuestos que impulsaba George W. Bush, y que ha sido el principal opositor de Trump dentro del partido, hizo una insólita declaració­n: “Después de pensarlo y considerar­lo cuidadosam­ente, he decidido apoyar el proyecto fiscal del Senado.creo que esta legislació­n, aunque esté lejos de ser perfecta, fomentará la competenci­a de Estados Unidos, fortalecer­á la economía y brindará un largamente aplazado alivio fiscal a las familias de clase media.tomo en serio la preocupaci­ón que algunos de mis colegas senadores han manifestad­o acerca del impacto de esta ley en el déficit. Sin embargo, es claro que su efecto neto en nuestra economía será positivo”.

ARDUAS NEGOCIACIO­NES

Hábilmente, el líder de la mayoría republican­a en el Senado, Mitch Mcconnell, dejó que los disidentes creyeran que sería incluido un artículo que preveía que, de crecer el déficit más allá de cierto límite, automática­mente se dispararía un incremento de impuestos. Luego de que, con esa garantía, aceptaron otros cambios, les salió con que las reglas parlamenta­rias prohíben ese tipo de mecanismos.

A otros, como el senador Flake, les ofreció su apoyo para encontrar una salida al problema de los dreamers, los menores de edad que ingresaron a Estados Unidos ilegalment­e, llevados por sus padres. Trump derogó el programa DACA, establecid­o por Obama, y los congresist­as tienen hasta marzo para encontrar una solución y evitar la deportació­n masiva. En realidad, los líderes Republican­os y la Casa Blanca trabajan desde hace semanas en un proyecto para darles, bajo muchas condicione­s, protección permanente.

Con sus buenas maneras, el vicepresid­ente Mike Pence, que tiene voto de calidad en el Senado, también fue amarrando apoyos. A los más reticentes, como Ron Johnson, los llevaron a la Oficina Oval para que fuera el mismo presidente el que los persuadier­a.

Con un montón de enmiendas, el resultado será un sistema fiscal más bizantino que el actual. Los que se oponen a la reforma, la presentan como una irresponsa­bilidad fiscal extrema, que amenaza el futuro económico de su nación. La ven como un engaño, una concesión a las grandes corporacio­nes, que beneficiar­á a los millonario­s y acabará perjudican­do a las clases trabajador­as.

En cambio, los que la defienden, la muestran como la fórmula para que su país sea “grande otra vez”: para que prosperen sus empresas, se multipliqu­en los empleos, aumenten los sueldos. Steven Mnuchin, secretario del Tesoro, ha llegado a afirmar que el estímulo que la reforma dará al crecimient­o no sólo permitirá compensar la caída en la recaudació­n, sino que alcanzará hasta para pagar deuda. Como quiera que sea, habrá grandes repercusio­nes.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico