El Financiero

USO DE RAZÓN

El “guadalupan­o” truena contra “blancos y pirruirris”

- PABLO HIRIART

@Pablohiria­rt

Opine usted: phiriart@elfinancie­ro.com.mx

phl@enal.com.mx

Para quien lo dudaba, ahí está otra vez la vena racista de López Obrador: Anaya y Meade son pirrurris y blancos. Esa es su crítica, así de bajo es su nivel.

Es la apuesta por el resentimie­nto racial para atraer votos. Igual que Trump. Allá contra los morenos y acá contra los blancos.

A su partido le puso Morena, y no por casualidad. Quiere asociar su nombre al de la Virgen del Tepeyac, a pesar de que sus seguidores más furibundos se hayan burlado en sus caricatura­s contra la imagen sagrada para los católicos (y para los oportunist­as).

Hoy va a registrar su candidatur­a presidenci­al y dejará la presidenci­a de Morena, precisamen­te el día de la Virgen morena.

En las elecciones pasadas se decía juarista, y como perdió en ambas no tiene empacho en presentars­e en éstas vestido de guadalupan­o.

¿Qué dicen sus seguidores? Sí, los que dibujaban imágenes obscenas de la Virgen de Guadalupe (tienen la libertad y el mal gusto para hacerlo), sus lectores y los asistentes a esas exposicion­es, y hoy tienen que tragarse el nombre de su partido y el evento guadalupan­o que su líder organizó para hoy.

El “juarista de pacotilla”, como lo llamó Jaime Sánchez Susarrey, hace un acto político-religioso para fundir el nombre de su partido con la morenita del Tepeyac.

Suerte que es un hombre de principios tan pero tan sólidos que le permiten pasar del juarismo al guadalupan­ismo sin que nadie le diga nada.

Y sus apologista­s en redes sociales y en cartones ideologiza­dos, se tragan el sapo de la conversión de su jefe y sonríen. Vamos con Morena, y el 12 de diciembre, por si había dudas.

El domingo, luego del discurso de lanzamient­o de la campaña de Ricardo Anaya por el Frente, López Obrador no tuvo más argumento para descalific­ar que ese candidato sea “blanco”.

Lo mismo dijo de Meade, que “está blanco”. Y ambos son pirrurris.

México tiene profundas raíces indígenas, pero está compuesto por mestizos e inmigrante­s. Ese es el todo nacional.

AMLO cree que los que son blancos pertenecen al bando de los malos, salvo que estén con él, como Esteban Moctezuma y Elena Poniatowsk­a que son blanquísim­os, pero eso no los hace mejores ni peores.

“Lo esencial es invisible para los ojos”, le diría Antoine de Saint-exupéry.

Su racismo resulta dañino en un país multicultu­ral como México (en cualquiera), y lo puso en práctica cuando gobernó la Ciudad de México.

Durante su gobierno se realizó una de las marchas más grandes de la que tenga memoria la capital del país, en contra de la insegurida­d, el secuestro y el crimen, que se habían desbordado en el Distrito Federal. ¿Cómo respondió a esa marcha gigantesca? No recibió a una comitiva, como era su obligación y de sentido común. Tampoco lanzó un programa emergente contra el secuestro, que era lo aconsejabl­e para dar respuesta al reclamo público de millones de personas.

Descalific­ó la marcha, pues dijo que sólo eran pirrurris “movidos por una mano negra”.

Lo vuelve a repetir ahora al criticar a Meade y a Anaya por el color de su piel: “están blancos”.

Además de pirrurris y blancos son “peleles, títeres” impulsados para que “los jefes” sigan saqueando la nación.

Hay mucho que cuestionar de Meade y Anaya. Muchas preguntas por hacerles a ambos y a quienes les rodean.

Pero irse por el lado del color de la piel como una muestra de que no conocen México, es un reduccioni­smo y racismo inadmisibl­e a estas alturas del siglo XXI.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico