CON TODO RESPETO...
Arturo Núñez, en el espejo de Roberto Borge
Cuando a los gobernadores les gana el ego, y pierden la cabeza, olvidan la sabia estrategia de mantener la unidad y definir su sucesión aplicando la regla de “con el que menos pierdo” o “pierdo, pero pierdo ganando para no perder”, como lo hizo Enrique Peña Nieto cuando era gobernador del Estado de México, en la designación de Eruviel Ávila, que no era suyo, pero sí era el único que si se le salía del huacal, le podía descarrilar la sucesión y ganarle por la oposición.
Pero algunos gobernadores no aprenden y se empeñan en mantener caprichos que luego los llevan al despeñadero y terminan por arrepentirse, como le pasó a Roberto Borge, quien si se hubiera decidido por Carlos Joaquín, hubiera vivido otra historia.
En aquellos momentos sólo tenía que amarrar a los suyos (Chanito Toledo y Mauricio Góngora), y hacer equipo con Carlos Joaquín, que no era suyo, pero era priista y tenía la fuerza para disputarle la silla y ganarle, como al final sucedió.
Lo mismo parece que le está pasando a Arturo Núñez en Tabasco, ya que está jugando su sucesión con dos fichas equivocadas, y como primera opción sigue encaprichado en mandar como candidato a José Antonio de la Vega, quien no logra levantar en las encuestas. Ya contendió una vez por la gubernatura y quedó en tercer lugar, con sólo 8.38 por ciento de los votos –por cierto, con una alianza entre el PAN y Convergencia–, además de que carga con todos los negativos del gobierno.
Y su segunda carta es el alcalde de Centro, Gerardo Gaudiano, que está bien posicionado, pero trae muchos negativos. En noviembre pasado, el coordinador nacional de la Asociación Civil de Trabajadores Petroleros, Raúl Drouaillet Patiño, interpuso una demanda de juicio político ante el Congreso del estado en contra él por aplicar indebidamente recursos federales en obras de drenaje y agua potable.
Además, su hermano, Germán Cristóbal Gaudiano, ha sido acusado en medios locales de pertenecer al Grupo Cancún, cuyos integrantes se beneficiaron de la compraventa de terrenos subvaluados, que está encabezado por Édgar Méndez Montoya, quien es señalado por la PGR en el millonario desvío en Quintana Roo, y es considerado socio y principal prestanombres de Roberto Borge.
Por lo que si Arturo Núñez se decide por Gaudiano, tarde o temprano le va a reventar ese problema en la cara, y si no que le pregunte a Fidel Herrera, quien todavía paga el dedazo a favor de Javier Duarte.
Al parecer, Núñez Jiménez no ha medido correctamente el boquete que le haría el senador Fernando Mayans Canabal, quien está muy bien posicionado y se encuentra en una situación similar a la que tuvo Carlos Joaquín con Borge.
Mayans, quien ya pidió licencia en el Senado, lleva 6 campañas, 4 de ellas ganadas; además tiene estructura de tierra en la entidad, que en una elección tan competida es indispensable para ganar.
Así que el gobernador tendría que cuidar la unidad y conducir con mucha inteligencia su sucesión, y decidir con sabiduría.
Una posibilidad que está en sus manos es ofrecer a Gerardo Gaudiano que se reelija como alcalde de Centro por 3 años más, y mandar a De La Vega como senador.
De esta forma, puede decidirse por el candidato con “el que menos pierde” o “pierde, pero pierde ganando para no perder”, que es Fernando Mayans, quien, si se le sale del huacal, es el único que podría disputarle la silla y ganarle la elección, al tomar la oferta de contender por Morena, y entonces sí, que cuide perfectamente su cierre el gobernador Núñez, porque con Mayans, por Morena, la elección prácticamente sería de trámite.