Más vale prevenir que lamentar
El combate a la corrupción y a la impunidad deben tener un rango superior en las prioridades de la fiscalización. Una institución fundamental para ello es la Auditoría Superior de la Federación, consolidada y fortalecida a partir de las nuevas facultades que le fueron otorgadas, como la revisión en tiempo real, esto es sin esperar a que termine el ejercicio fiscal un año después; las facultades para revisar ejercicios fiscales anteriores, importante para combatir la simulación de los reintegros que se han hecho por parte de algunos gobiernos estatales, ahí está lo que paso en Veracruz; así como la revisión de las participaciones de impuestos federales coordinados que reciben los gobiernos estatales y locales, donde hay que avanzar rápido en la curva de aprendizaje para que estos recursos, cuya presupuestación corresponde a los Congresos locales, sean revisados con efectividad.
Por otra parte, ya no estará sola la Auditoría, que es el eje del Sistema Nacional Anticorrupción, del Sistema Nacional de Fiscalización y del Sistema de Transparencia.
Hay, no obstante, áreas de oportunidad, esto es de mejora, entendiendo que las instituciones maduran y se adaptan a la realidad social y económica del país.
Surgen temas importantes, como el del fortalecimiento del enfoque preventivo, y el servicio profesional o fiscalizador de carrera.
Necesitamos mejores auditores, que tengan la tranquilidad suficiente y estabilidad laboral para aprovechar la capacitación y puedan aspirar al servicio profesional de carrera, lo cual implica un esfuerzo presupuestal adicional, para que se le dé a la institución el recurso suficiente para ello. Así como establecer convenios con las universidades públicas y privadas, con colegios de profesionales y organismos empresariales. Por supuesto, los centros de estudio de la Cámara de Diputados.
Con las nuevas facultades de la Auditoría Superior de la Federación, esta empieza a tener dientes. Es claro destacar que la ASF forma parte del Poder Legislati- vo, que es la representación del pueblo, y su función es servir de catalizador y coordinador con los poderes Ejecutivo y Judicial. Es la única institución que forma parte de los tres sistemas, lo cual implica un esfuerzo de coordinación institucional con pocos antecedentes, quizás sólo en el Sistema Nacional de Coordinación Fiscal, creado en 1980.
Entender la mecánica de operación de la coordinación fiscal no es sencillo, ya que esta contempla tanto el ingreso, como el gasto, así como los temas de deuda de las entidades federativas y municipios. La ASF tiene personal con vasta experiencia al respecto.
Muy importante es la coordinación con las auditorías de los Congresos locales, ya he comentado sus debilidades y el potencial de sus fortalezas. Hay que profundizar en la independencia de las mismas y en fortalecer su autonomía técnica y de gestión.
Somos un país federal y la coordinación en todos los espacios de la administración pública, en el Poder Judicial y en la fiscalización son fundamentales.
Está claro que el auditor audita al poder, al Ejecutivo, a los organismos autónomos, a los gobiernos estatales, incluso a las grandes empresas que pueden incurrir en actos fuera de la ley. No es fácil su trabajo, pero hoy con las reformas, el auditor superior ya no estará solo.
En cuanto a la prevención, se requiere combinar el enfoque revisor-sancionador con el preventivo. Es una lección de la vida: si puedes prevenir lo que será causa de una mala actitud cívica de tus hijos, lo haces con un enfoque preventivo, educación y sanciones efectivas y correctivas. Es mejor prevenir que lamentar. Un punto a destacar, que comparto, es el de la relación con las organizaciones ciudadanas, por supuesto con el Consejo Ciudadano, porque en la medida que se escuche a la sociedad, el trabajo fiscalizador será más eficiente.
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