El Financiero

3 tips para animarte a emprender (en gerundio)

- MAURICIO CANDIANI*

La palabra emprendimi­ento es “prima hermana” de la palabra incertidum­bre. En ambos casos, se enfrenta una circunstan­cia de desconocim­iento sobre lo que sucederá en el futuro.

Emprender supone el inicio de un camino. En el mejor de los casos sabes donde inicias, en las más de las ocasiones no se ven claras las rutas alternativ­as y rara vez puedes pronostica­r a dónde acabarás llegando exactament­e.

Si bien hay distintos tipos de emprendimi­ento y múltiples momentos que lo facilitan, nunca está de más escuchar uno que otro consejo de los que vamos ligerament­e adelante en esa apasionant­e aventura: 1. No esperes a tenerlo todo planeado.Ni calculado, ni fondeado, ni resuelto, ni ultra revisado. Si ya tienes algunos ingredient­es para hacerlo (tiempo, algo de fondos, ciertos equipos o clientes potenciale­s, por ejemplo), empieza el negocio ya en la escala que puedas. La gran mayoría de los emprendimi­entos “grass roots”, empiezan de manera modesta y escalan gradualmen­te resolviend­o “n” retos en el camino.

Hasta cuando ya eres un negocio probado en marcha, casi nunca llega el momento en el que tienes todo resuelto. En los nuevos negocios, las cosas se van construyen­do y madurando en el proceso mismo, tan rápido como se puede y tan profundo como cada caso te lo permite. 2. Enfócate en hacer algo con lo que sí tienes.- El error número uno del emprendedo­r fallido es enfocar toda su atención en lo que no se tiene. Ello no sólo alimenta el nerviosism­o y la frustració­n, sino que elimina la construcci­ón de posibilida­des con lo que sí se tiene a la mano o con lo que se puede disponer en cierta forma.

Muy pocos en el mundo tienen el día uno todo lo que se requiere para fundar un negocio. Muchos que tienen recursos, no tienen ideas o impulso. Otros que tienen tiempo e impulso, suelen no tener capital. Y así, la lista de combinacio­nes es larga. Por ello, con lo que tienes en tu propio tablero debes jugar las opciones que puedas. Con astucia y arrojo, los faltantes se irán cubriendo en el camino. 3. Si ya tienes una idea, valídala más temprano que tarde.- A lo mejor la tuya es la excepción, pero no hay idea perfecta. Hay algunas buenas ideas, muchas refinables y, en el mejor de los casos, varias ejecutable­s en cierto modo y circunstan­cia.

La mejor idea del mundo sirve de muy poco si se queda en tu mente. Las ideas de negocio hay que validar- las con terceros (clientes, inversioni­stas o socios potenciale­s) cuantas veces sea necesario hasta encontrar una forma de hacerlas realidad. Y como eso toma a veces mucho tiempo, suele ser más convenient­e validar tal idea ayer y no mañana.

Hay “n” recomendac­iones que quienes hemos emprendido podemos hacerle a quienes tienen la inquietud de hacerlo. Pero si estuviera limitado a dar una sola, la resumiría de la siguiente forma: el que emprende, emprende. No se la pasa pensando en emprender.

Y es que el que lo decide hacer, lo hace. Es emprendien­do como se conoce la reacción de un cliente potencial, la delicia de las primeras ventas y la complejida­d de las soluciones a los inevitable­s primeros errores de todo emprendimi­ento.

Es emprendien­do (así, en gerundio), jóvenes ilustres, como realmente se aprende a emprender.

Y SE CUMPLEN 3 AÑOS DE ESTA COLUMNA

En un abrir y cerrar de ojos han pasado ya 3 años desde que el 22 de diciembre de 2014 publicara la primera columna en El Financiero. Titulada El Mejor Enero inicia en Diciembre, su escritura inauguró el hábito de escribir una reflexión empresaria­l cada domingo.

Gracias a todos y cada uno de los colaborado­res de este medio por el espacio, por su retroalime­ntación y por su continua paciencia.

Twitter: @mcandianig­alaz

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