Irresponsabilidad de PRD y Morena
La gresca sucedida entre militantes de los partidos de la Revolución Democrática (PRD) y Morena habla de la intensidad con que cada una de estas siglas partidistas defenderán la plaza política rumbo a las elecciones de 2018; es válido, qué bueno que haya interés en este tipo de eventos propios de nuestra democracia mexicana, lo malo es que de ambos bandos políticos el asunto lo están llevando a los extremos, y de la pasión ya pasaron a los golpes.
El fin de semana pasado, en las inmediaciones del Jardín Hidalgo, en el mero centro de la delegación Coyoacán, en la Ciudad de México, perredistas y morenistas se dieron con todo sin importar poner en riesgo a los habitantes que circundaban el lugar.
La narrativa de quienes padecieron el enfrentamiento, habla de que de las palabras altisonantes, los trabajadores de la jefatura delegacional y los seguidores de Morena pasaron a los golpes, siendo sillas, palos y piedras verdaderos proyectiles que dieron en el blanco de toda persona que se encontraba en el lugar, sin que necesariamente éstas tuvieran algún interés político, ya que, al parecer, lo único que buscaban es la diversión y el esparcimiento sano y de tipo familiar.
Lo que pasó en la plaza pública coyoacanense debe ser castigado con todas las de la ley, ya que dejar sin sanción esta irresponsabilidad entre los partidarios del PRD y Morena, sería como extenderles una carta de impunidad ante actos de violencia que atentan contra la tranquilidad y la paz social.
De uno y otro lado se echan culpas: los perredistas se dicen que fueron agredidos por los militantes de Morena durante un festival navideño que realizaban desde muy temprana hora, y que fue la llegada de los morenistas quienes los provocaron, alegando que ellos habían solicitado el espacio para un mitin político con su líder, pero lo cierto es que al calor de las campañas políticas, en ningún momento debe haber espacio para la agresión física como la sucedida, donde en el desarrollo de su trabajo algunos representantes de los medios informativos resultaron heridos.
Sea quien sea el o los responsables de la gresca, la autoridad competente debe actuar con todo el rigor de la ley, y en lugar de que este tipo de situaciones nos genere alertas por la violencia desatada, o que inhiba la participación libre y democrática de la ciudadanía en este tipo de jornadas, los castigos o sanciones correspondientes deben ser un aliciente para la libre manifestación política, y en lugar de que los mítines o reuniones públicas representen un riesgo, deben seguir siendo consideradas como verdaderas fiestas de la democracia, actos ejemplares de civilidad, reuniones de convivencia, de respeto y en orden.
Lo que pasó en Coyoacán no debe volver a repetirse, de ahí que la sanción para los rijosos deba ser ejemplar, y en ese marco son los liderazgos y cuadros dirigentes de las diversas organizaciones políticas, que tienen interés en participar en las elecciones que se avecinan, quienes deben llamar a la cordura a sus seguidores y no caer en situaciones de violencia que a la postre pudieran enturbiar o poner en riesgo lo poco o mucho que nuestro sistema de democracia ha avanzado.
Por hoy, los de Morena y los perredistas de Coyoacán tienen un tache, pero en la ciudadanía en general aún existe la esperanza de que al final esa irresponsabilidad con que han actuado sólo quedará en una mal momento de este inicio de precampañas, y que será la prudencia, el diálogo, la tolerancia, los acuerdos, la negociación política, los elementos que, previo al primer domingo de julio, acompañen todo el proceso electoral y también que éste tenga un buen fin.
Por lo demás, es deseable que este mal comportamiento de los activistas políticos no quede en uno de esos casos como los incidentes viales, donde las más de las veces el acuerdo es “cada quien con su golpe”, porque, si eso sucede, las agresiones seguirán siendo la forma de dirimir los conflictos en este ambiente electoral que tenemos encima. Que conste.
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