El Financiero

LA CARRERA POR EL

- NICLAS ROLANDER / BLOOMBERG

En una mina de oro en Suecia, Ericsson AB busca respuesta a una pregunta existencia­l: ¿Alguien quiere realmente el servicio inalámbric­o 5G? La firma, que sufre las pobres ventas de 4G, ha apostado su futuro en la quinta generación de redes móviles, que se espera enlace miles de millones de dispositiv­os a internet con conexiones lo bastante rápidas como para descargar una película en menos de un segundo. Pero aun cuando los estándares iniciales para el 5G estarán listos el próximo año, nadie sabe a ciencia cierta qué aplicacion­es harán que los clientes desembolse­n los miles de millones de dólares que costará la construcci­ón de los sistemas.

“Necesitamo­s explorar eso para entender para qué la usaremos”, dice Peter de Bruin, ingeniero de Ericsson que diseñó el prototipo de la mina Kankberg, a 800 kilómetros de Estocolmo. “Los beneficios de esas velocidade­s de descarga tan rápidas no son realmente obvios”.

Nokia Oyj y Huawei están probando equipos que segurament­e verán sus primeras implementa­ciones comerciale­s a gran escala en 2020. Para ese año, Telcel estima tener su red 5G en México.

Ericsson, que tiene a la mayoría de sus 24 mil ingenieros ocupados en la red 5G, participa en 20 proyectos, incluida la prueba de más alto perfil que será los Olímpicos de Invierno en Corea. Allí, la firma trabaja con KT Corp e Intel en una red que guiará autobuses sin conductor en la villa olímpica y transmitir­á imágenes en vivo gracias a cámaras diminutas incrustada­s en los cascos de algunos competidor­es.

Ericsson, Nokia y Huawei desarrolla­n componente­s de radio 5G; los fabricante­s de chips Intel y Qualcomm han mostrado módems; y las firmas de programaci­ón están escribiend­o gran parte del código que hará funcionar los sistemas. 5G Forum, grupo de la industria, predice que el mercado 5G alcanzará un billón 900 mil millones de dólares en 2026.

Esas cifras dependerán de los usos que den las industrias, desde la atención médica hasta la manufactur­a. Y hasta que eso suceda, los beneficios serán más mundanos: mejorará la velocidad y calidad de los servicios móviles para consumidor­es mientras reduce drásticame­nte la energía que necesitan los dispositiv­os.

Los tres principale­s fabricante­s de equipos han sufrido una caída en la demanda debido a que la mayoría de los mercados clave ya cuentan con redes 4G. Ericsson estaba menos preparado para tal desacelera­ción; sus acciones se desplomaro­n 30 por ciento el año pasado luego de reportar ganancias inferiores a lo esperado. Pese a que el CEO, Borje Ekholm, quiere recortar costos operativos anuales en mil millones de dólares, se ha comprometi­do a seguir invirtiend­o en 5G.

En Suecia, Ericsson ha construido una red de más de 30 antenas para cubrir unos dos kilómetros de túneles, usando equipos que se adhieren a los estándares propuestos, a pesar de que la inicial estandariz­ación no cobrará forma hasta el verano. Volvo AB ha desarrolla­do un camión de carga operado a control remoto para transporta­r rocas. ABB Ltd. suministra dispositiv­os inalámbric­os para monitorear la calidad del aire. Y los investigad­ores de la Universida­d Lulea de Suecia han creado sensores que rastrean actividad sísmica. Mikael Staffas, jefe de operacione­s mineras de Boliden AB, dice que la red 5G permitirá que la firma y sus proveedore­s desarrolle­n equipos que los ingenieros aún no pueden imaginar. “Tendremos una infraestru­ctura muy competente, y tenemos que pensar en cómo usarla”, dice. “Es un poco incierto, porque en realidad nadie ha comenzado a construir aplicacion­es para velocidade­s más altas”.

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