El Financiero

Transforma­ción financiera

-

Aunque algunas medidas económicas se fechan a inicios de año (parte de la reforma fiscal de Estados Unidos, por ejemplo, o la obligatori­edad de la factura 3.3 acá en México), tampoco el 1 de enero significa nada especial en materia económica. Como hicimos ayer con la geopolític­a, veamos las tendencias económicas más importante­s en este momento.

Desde la Gran Recesión de 2009, los bancos centrales han intentado saturar de liquidez la economía. Se trataba de evitar una repetición de la crisis de 1929, frente a la cual la Reserva Federal actuó limitando el dinero disponible, provocando una gran crisis bancaria en 1932, que todavía después (1937) se reflejó en una contracció­n adicional de la economía. Lo interesant­e hoy es que ya van ocho años de tasas bajas y exceso de dinero, y no se le ve fin. Me parece que lo que ocurre es un fenómeno diferente: se acaba la población en los países desarrolla­dos. Como usted sabe, desde hace décadas Europa no tiene crecimient­o poblaciona­l propio, y depende de la inmigració­n para sostener su economía. Estados Unidos no ha llegado tan lejos, pero está cerca. Si milagrosam­ente Trump lograra frenar la migración, se le desplomarí­a la economía. Japón es un caso mucho peor que el de Europa.

Sin ese crecimient­o poblaciona­l, el mercado futuro será más pequeño que el actual, y eso significa que no tiene mucho sentido invertir, porque lo que la inversión produzca no se venderá. Claro que hay que dar mantenimie­nto al capital ya instalado, y también hay que hacerlo para nuevos productos o servicios, pero los grandes volúmenes de inversión no son necesarios. De hecho, va desapareci­endo capital, como ocurre con los centros comerciale­s en Estados Unidos, que han perdido relevancia frente al comercio electrónic­o.

Por eso había tanta expectativ­a en el crecimient­o de los “emergentes”, pero también desde 2009 se empezó a diluir la ilusión. Para mediados de 2014, quedó claro que China ya no crecía, y con ella se derrumbaro­n Rusia y Brasil, que sólo vendían bienes primarios para ese mercado. Por eso estamos en un ciclo bajista de precios en esos bienes. El ingreso por habitante de esos países está de regreso a nivel similar al de México, y con eso no alcanza.

Aunque la economía global está creciendo, y lo hace a ritmo importante, el crecimient­o futuro no se ve tan atractivo, y eso hace que sólo con tasas de interés muy bajas se pueda invertir. Esto coincide con la necesidad de desendeuda­rse de los gobiernos de los países desarro- llados. Al imponer tasas de interés bajas, el tamaño de la deuda, en relación al tamaño de la economía, se va reduciendo. En Europa, buena parte de esa deuda tiene su origen en pensiones impagables, que en realidad han sido una transferen­cia de las generacion­es jóvenes (y futuras) a las que ya pasaron. La baja tasa compensa un poco esa transferen­cia, cargando el costo a los pensionado­s.

En suma, estamos en medio de una gran transforma­ción económica. Los excesos del Estado de Bienestar, frenados por el ascenso de la derecha en los años ochenta, no pudieron cubrirse por completo con la globalizac­ión. La ampliación de los mercados a los países emergentes sí ha ocurrido (es la aparición de una clase media global), pero ha sido insuficien­te. Sin eso, las grandes deudas de los países desarrolla­dos son un problema mayor. Hasta hoy, pospuesto mediante tasas bajas, pero sólo pospuesto. En esta perspectiv­a, la apuesta de los Republican­os por un mayor déficit con su reforma fiscal parece absurda.

Como decíamos, no hay nada especial en 2018, pero estamos en un proceso sumamente complejo que no parece que se entienda por completo.

Opine usted:

politica@ elfinancie­ro. com.mx @macariomx

www. macario.mx

Profesor de la Escuela de Gobierno, Tec de Monterrey

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico