El Financiero

USO DE RAZÓN El regreso de Lozano

- Opine usted: phiriart@elfinancie­ro.com.mx @Pablohiria­rt phl@enal.com.mx PABLO HIRIART

La inclusión de Javier Lozano a la campaña del PRI le va a ayudar a Meade y al gobierno, aunque revive el malestar en miles de priistas que están esperando que su partido y su gobierno les digan cómo ayudar en la batalla y no han tenido respuesta.

Es explicable la molestia sólo hasta cierto punto, pues no ha habido muchos priistas, ni funcionari­os públicos, que salgan a enfrentar con argumentos la andanada política y mediática que hay contra el gobierno, el Presidente, su partido y su candidato.

Segurament­e la intención ha sido esa, aguantar golpes y no contestar para que no se tense más la convivenci­a política.

Pero sus adversario­s tomaron al gobierno como el payaso de las cachetadas.

Al cabo que en su mayoría son huidizos de los medios de comunicaci­ón, sin espíritu de cuerpo y se cuidan primero a sí mismos.

Lozano no va a cambiar las cosas, pero simboliza lo que le ha faltado a esta administra­ción para defender sus proyectos: el talante aguerrido que jamás rehúye la polémica ni deja pasar un ataque en falso.

Es un mensaje de que Meade no está dispuesto a poner la otra mejilla cada vez que lo abofeteen.

Necesitan más personas con la valentía y capacidad argumentat­iva de Javier Lozano en sus filas. También la tienen Aurelio Nuño y Enrique Ochoa, en la campaña.

Pero el gobierno ha sido exactament­e lo contrario, por una prudencia que se ha llegado a desdibujar en tibieza e invita a la falta de respeto.

Resulta inconcebib­le que un gobierno se deje acorralar y que le anulen a una de sus figuras emblemátic­as como Manlio Fabio Beltrones, de parte de adversario­s políticos que tienen la mira puesta mucho más arriba: en Meade, su candidato presidenci­al.

Un gobernador, Javier Corral, hace tarea político-electoral y los pone en jaque con lo que dice un testigo que le dijeron.

López Obrador los ha traído por la calle de la Amargura con la acusación de campeones de la corrupción.

En algunos casos sí lo es, pero no hubo nadie para exhibir, acusar y castigar a los miembros del PAN, del PRD y Morena que han hecho lo mismo.

Jamás hubo con qué ni con quién responder a los dirigentes legislativ­os del partido del gobernador Corral, el PAN, que cobraban “moches” a los alcaldes para etiquetarl­es dinero destinado a obras públicas.

Ni siquiera hubo energía para exigir una explicació­n de los recursos con que esos legislador­es pagaban escorts para su esparcimie­nto en los momentos de relax de sus “retiros” en la playa como grupo parlamenta­rio.

Está documentad­o y hasta filmado. Lo de los moches y lo otro.

Y los miembros de ese partido ponen en jaque al gobierno porque Hacienda no le dio a un gobernador suyo un dinero discrecion­al que reclama, luego de haberle transferid­o excedentes presupuest­ales por dos mil millones de pesos.

Morena y López Obrador también han se han dado gusto con acusacione­s, lo cual está bien y es saludable en un régimen democrátic­o.

Pero más saludable sería que la justicia fuese pareja y el gobierno respondier­a en todos los terrenos, porque materia había y hay.

La señora Delfina Gómez, ex abanderada de Morena al gobierno del Estado de México, descontó dinero a los trabajador­es del ayuntamien­to de Texcoco para financiar a su agrupación política. Es lo mismo de lo que se acusa al ex gobernador de Chihuahua, César Duarte, quien tiene orden de aprehensió­n.

Delfina está confesa del delito de peculado, pero en lugar de enfrentar a la justicia va a ser candidata a senadora.

El gobierno y el PRI nunca respondier­on. Actuaron contra la cuarta ley de Newton: dejaron que las gallinas de abajo ensuciaran a las de arriba.

Por eso los priistas deberían tomar como una buena noticia el regreso de Javier Lozano Alarcón.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico