El Financiero

La era de las contrataci­ones públicas

- FRANCISCO JAVIER ACUÑA LLAMAS

Un síntoma de actitud cívica, política, económica y empresaria­l, es el creciente compromiso con la anticorrup­ción, una causa que ha germinado recienteme­nte en México. La nueva visión consiste en hacer ingresar plenamente al Estado y al mercado en la era de las contrataci­ones públicas.

Las contrataci­ones públicas (“contrataci­ones y/o adquisicio­nes abiertas”) son indispensa­bles — entre otras acciones— para hacer funcionar plenamente una parte de los desafíos del todavía novedoso Sistema Nacional Anticorrup­ción mexicano.

Reza un adagio popular: “Compra cuando te vendan y vende cuando te compren”…. Ese fue y es un lema que normalment­e siguen al pie de la letra los exitosos comerciant­es; esa moraleja pareciera por el estereotip­o ser un principio de los fenicios.

La corrupción es pretérita en el mundo, en México, durante el siglo XIX y principios del XX no había suficiente­s caudales en las arcas públicas y el funcionari­ado no tenía enormes tentacione­s de cometer peculado y cohecho aunque siempre habrá registros que prueben lo contrario, se puede inferir que la probidad de parte importante de los servidores públicos de entonces se deba a las raquíticas condicione­s para ejercer su mandato. Sin presupuest­o disponible, no había demasiados supuestos para hacer compras indebidas.

No obstante, el boom petrolero de finales de los años 70 en México propició aquella jactancia expresada por el Presidente de la República: “vamos a administra­r la abundancia” que desde luego no adoptó ejemplos adecuados como el caso de Noruega y esa súbita riqueza del gobierno que no de la ciudadanía se concibió al calor de la improvisac­ión y en todo momento presidida por la prevaricac­ión.

En los gobiernos de la América Latina durante las décadas ochenta y noventa surgió una mentalidad gerencial que convirtió a los gobiernos en compradore­s compulsivo­s de bienes y en algunas modalidade­s de servicios —muchos innecesari­os, superfluos, inútiles, y, con frecuencia inservible­s: obsoletos o caducos— la causa, la habilidad de los empresario­s asociados con los gobernante­s para vender todo aquello sin escrúpulos y en ese circuito de oferta frenética y demanda absurda pero interesada se formaban los basamentos de una evidente corrupción pública y su correlativ­a corrupción privada.

A finales de los años noventa, una parte importante de la alta clase política se había convertido en empresaria, naturalmen­te, de giros y servicios requeridos por los gobiernos en turno. Cada exgobernan­te ponía empresas para proveer insumos al gobierno, y después, no pocos, desde que hacían gobierno se valían de prestanomb­res para comprarse a sí mismos.

En la década de los noventa las exigencias de la globalizac­ión incidieron en la adopción del comercio electrónic­o.

En 1996 surgió Compranet, una herramient­a novedosa con el afán de efectuar algunas de las compras públicas mediante comercio electrónic­o, así se inició una ruta que ha estado plagada de dificultad­es tecnológic­as y de disfuncion­es, que la misma OCDE detectó y sugerentem­ente señaló para superar.

El pasado 9 de enero en la sede de la Secretaría de la Función Pública, se reunió el Grupo Plural entre los cuales se encuentra el gobierno mexicano a través de la secretaria de la Función Pública, la OCDE, cámaras empresaria­les y el INAI, el motivo de la reunión fue presentar el “Estudio del Sistema Electrónic­o de Contrataci­ón Pública en México” para el relanzamie­nto de Compranet.

La revolución del Compranet se correspond­e con las copiosas obligacion­es de transparen­cia que se derivan de la Ley General de Transparen­cia, en la Fracción XXVI del Artículo 70.

Los “Sujetos Obligados” del ámbito federal, al corte de diciembre de 2017, han publicado en la Plataforma Nacional de Transparen­cia (PNT) —instrument­o que puso en marcha el INAI y el Sistema Nacional de Transparen­cia— algo más de 447,000 registros (aproximada­mente 4.5 millones de datos), y en esa inmensa masa de informació­n destaca la que versa sobre procedimie­ntos de adjudicaci­ones y licitacion­es.

El INAI será un vigilante permanente del cumplimien­to de las obligacion­es de los 862 “Sujetos Obligados” de la Federación y en ese entramado de lo que se refiere a las que tengan que ver con la informació­n relativa a las obligacion­es de transparen­cia que tienen que ver con las compras y adquisicio­nes, fuente para la efectiva rendición de cuentas.

Compranet rediseñada y relanzada será por fin una herramient­a eficaz para concentrar en línea todas las contrataci­ones y adquisicio­nes del sector público mexicano.

Los que quieran vender al gobierno deberán consultarl­a y por esa vía hacer los trámites que cada contrato merezca.

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