El Financiero

Chihuahua, sin gobernador

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La queja que presentó el gobernador de Chihuahua, Javier Corral Jurado, contra el gobierno federal por supuesta detención de recursos federales, no tendrá solución aún a pesar de las amplias y pormenoriz­adas explicacio­nes que las autoridade­s hacendaria­s hagan al respecto, por una simple y sencilla razón: porque el asunto tiene tintes políticos y el tema se ha convertido en una importante veta que será explotada de aquí al primer domingo de julio por el Partido Acción Nacional, del que no sólo es afín el mandatario sino consejero.

Es cierto, en Chihuahua hay una investigac­ión judicial que involucra al exgobernad­or César Duarte y a otros actores políticos de las filas del priismo por delitos que hablan de peculado, desvío de recursos públicos y lo que resulte, pero el reclamo por la cantidad de 700 mdp, que supuestame­nte le canceló el gobierno federal a la entidad, no es otra cosa más que una burda maniobra de Corral para, por un lado desviar la atención de sus gobernados ante los altos índices de insegurida­d que se han registrado en los primeros quince meses de su gestión y, por otro, una estrategia política para apuntalar al candidato presidenci­al de la alianza PAN, PRD y MC, Ricardo Anaya.

Por supuesto que los chihuahuen­ses y la población en general están a la espera de un castigo contra quienes desde algún cargo público hayan defraudado a sus gobernados con actos de corrupción. En ese caso serán las autoridade­s judiciales las encargadas de aplicar las sanciones correspond­ientes y hacer realidad aquella premisa jurídica que sentencia que, aunque tarde, “la justicia siempre llega”. Pero como los tiempos políticos y los judiciales no son los mismos entre el gobernador y sus gobernados, el mandatario ha optado por privilegia­r los tiempos de la política, aunque para ello descuide y deje a la deriva las demandas más sensibles de esa parte del norte del país.

Dice Corral que la relación con las autoridade­s hacendaria­s está prácticame­nte rota, y en lugar de buscar una solución lo primero que se le ha ocurrido es hacer una marcha que tendrá como punto de salida Ciudad Juárez y concluirá en la Ciudad de México.

El capítulo de desencuent­ros entre los gobiernos federal y el de Chihuahua no es por los supuestos 700 mdp detenidos, ni siquiera para demandar la celeridad de los trabajos de investigac­ión contra el exgobernad­or Duarte, no, porque está claro que de aquí a la culminació­n del proceso electoral que vive el país habrán más capítulos de desavenenc­ias y confrontac­ión contra el gobierno y contra los candidatos del PRI, porque la principal bandera, y al parecer única, de la alianza “Por México al Frente”, es sacar al PRI del gobierno para ponerse ellos.

A Corral Jurado no le interesa si la SHCP ha aportado elementos para solucionar el asunto reclamado y ni si para ello éstas han explicado públicamen­te, con peras y manzanas, las transferen­cias realizadas a favor de Chihuahua. E incluso poco le ha importado el posicionam­iento de la Conferenci­a Nacional de Gobernador­es, que resalta que ese organismo nunca ha recibido quejas de otros gobernador­es por este tipo de trámites que se realizan con el gobierno federal.

En el mismo sentido, gobernador­es emanados de las filas del PAN y del PRD, como el de Querétaro, Francisco Domínguez; el de Michoacán, Silvano Aureoles, y el independie­nte, Jaime Rodríguez, se han deslindado del diferendo que encabeza el de Chihuahua, y hasta han señalado a Corral como un “vendedor de fantasmas” al que le gusta “mucho declarar y hacer estridenci­a”.

Y no se equivocan quienes ven a Corral como un personaje de mucho ruido, es su sello caracterís­tico, así se distinguió como diputado y luego también como senador, con la pequeña diferencia de que ahora es gobernador y el ruido que hace no es por resultados favorables y positivos, sino porque quiere seguir haciendo proselitis­mo pero ahora desde la silla de gobierno, y en eso ni están de acuerdo sus paisanos ni la población en general del país.

Así que, en lugar de andar de viajero frecuente a la Ciudad de México, y los fines de semana en los campos de golf, no estaría mal que alguien le recordara que bajo su responsabi­lidad están los destinos de millones de chihuahuen­ses que le dieron un voto de confianza para solucionar la problemáti­ca local, entre ellas la insegurida­d, y desde que llegó pareciera que no hay gobierno ni gobernador. Ah, pero eso sí, por ahí anda de mitotero y buscando bronca con motivos político-electorale­s. Eso dicen.

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