Las mentiras de Sheinbaum
Es de sobra conocido que la principal virtud de la candidata del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Claudia Sheinbaum, es ser pupila y gente de todas las confianzas del virtual tres veces candidato a la Presidencia, Andrés Manuel López Obrador; y bajo ese manto protector, la exjefa delegacional en Tlalpan recorre la ciudad que pretende gobernar.
Para hacer campaña como precandidata su partido le inventó una rival a modo, que lleva por nombre Cristina Cruz, a quien nadie conoce pero que por ahí aparece en los spots de radio y televisión para fingir una competencia, que por supuesto es inexistente.
La abanderada de López Obrador no se definirá en tiempos de precampaña, como tampoco se definió en una cuestionada encuesta, donde participaron Ricardo Monreal, Martí Batres y Mario Delgado. La candidata es Claudia Sheinbaum y, como muchas otras que los de Morena han iniciado en todo el país, esta campaña empezó como tal desde el momento mismo en que fue nombrada coordinadora de Organización Territorial para la CDMX, eso fue en agosto pasado.
Con una ventaja considerable de promoción ante los capitalinos y exposición en medios informativos sobre sus adversarios, la también extitular de la Secretaría del Medio Ambiente durante el gobierno de AMLO, en el otrora Distrito Federal, hace esfuerzos sobrehumanos por ubicarse en las preferencias de un electorado difícil de convencer. Si no fuera por el malestar social e inconformidad que existe contra un gobierno perredista que ha disminuido su presencia en la ciudad capital, por el desgaste natural que significa gobernar veinte años y con muchos malos representantes que ha tenido, en estos momentos los de Morena tendrían que haber puesto a un o una candidata con mejores cartas credenciales que las que ofrece Sheinbaum Pardo.
En el terreno político y de experiencia en el servicio público, los precandidatos de las alianzas del PRD-PAN y MC, Alejandra Barrales, y del PRIPVEM-NUEVA Alianza, Mikel Arriola, lucen más fuertes que la nominada de Morena, quien por principio de cuentas poco tiene para presumir en su corta carrera como servidora pública.
En sus recorridos, donde intenta convencer a los ciudadanos del porqué quiere gobernar la ciudad, Claudia presume que en su gestión como secretaria de Medio Ambiente coordinó la construcción de la obra monumental que hoy conocemos como “Segundos pisos del Periférico”, lo cual está bien, pero muchos se preguntan si esa no era una responsabilidad de la Secretaría de Obras. En esa observación, no hay que olvidar los registros en la opinión pública refiriendo opacidad, poca transparencia en el manejo de recursos públicos y privados e indicios de corrupción en dicha cimentación, al grado que la información respectiva se reservó bajo argumentos de confidencialidad. Igual sucedió con el caso del Colegio Rébsamen, luego de que se cayó en el sismo del 19 de septiembre pasado, allá en Tlalpan.
Dice que en su gestión se redujeron los altos índices de contaminación en la capital, lo cual es otra mentira, y en este rubro basta con revisar las nuevas acciones y políticas públicas en la materia, donde –entre otras cosas– se tuvieron que modificar las mediciones ambientales porque de plano las que se realizaban anteriormente, además de incorrectas, eran amañadas para favorecer a la industria automotriz y a los concesionarios del transporte público, incluyendo el gran negocio que siguen significando los centros de verificación vehicular.
Acaso si algo tiene que presumir Claudia es su trayectoria académica, como investigadora y docente, aunque también esta fue empañada por “dobletear” en el cobro de un sueldo, ya que siendo jefa Delegacional siguió percibiendo un salario como investigadora en la Máxima Casa de Estudios, y eso se llama deshonestidad por muy legal que haya sido el asunto.
Hay quien dice que las ideas expuestas en sus spots de precandidata, Sheinbaum aparece como un personaje de ideas frescas, como una mujer de propuestas, pero a estas alturas de las precampañas lo que haga o deje de proponer sale sobrando, su futuro estará ligado a la suerte de su jefe y promotor político; y aunque este no salga en los spots ni hace falta, atrás de esa propaganda se ve la imagen de Andrés Manuel, y es contra él con quien compiten Alejandra y Mikel.
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