El Financiero

La triste simulación

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@jrisco Es como si les quitaras sus respuestas armadas, sus discursos ensayados y sus falsas intencione­s frente a las cámaras o detrás de los micrófonos. Cuando entrevista­s a un diputado o un senador, entran en el terreno de lo políticame­nte correcto: prometen un arduo trabajo legislativ­o, votaciones justas, incluso dicen que debatirán el tema hasta las últimas consecuenc­ias con su bancada en sus respectivo­s recintos.

Se apaga la cámara o el micrófono y regresan a su realidad legislativ­a, arreglada previament­e por una cúpula en un café de la avenida Reforma, llega la indicación a través de un mensaje de whatsapp: “Votarás a favor de ‘tal’”, y punto. Fuera máscaras, basta de simulación.

Fernando Melchor, científico de datos, ha publicado un interesant­e trabajo en Nexos titulado “Dime cómo votas y te diré a qué bancada del Senado perteneces”. En este trabajo desarma a cada uno de los senadores: “Decidí analizar los datos de la LXIII Legislatur­a de la Cámara de Senadores, con el propósito de enfrentar mis prejuicios políticos contra los datos. Usando el Senado, uno de los pilares de la federación, como ventana para comprender la realidad política de México, traduje las acciones (votaciones) de esta LXIII Legislatur­a en datos para interpreta­r de manera objetiva el carácter político de sus miembros y su pertenenci­a a grupos que se constriñen o trasciende­n a los partidos políticos”.

Es un ejercicio que busca, sin sesgo político, demostrar con base de datos en la mano de qué lado está cada legislador, más allá del color de partido del que se visten.

El recuento hecho por Data Cívica, y que se dio a conocer ayer, abarca las 627 votaciones hechas en el Senado durante el periodo de esta Legislatur­a, e incluyó tanto a los 128 senadores como a los 36 suplentes que en algún momento ocuparon un escaño y emitieron un voto, que resultó a favor o en contra de las leyes que hoy nos rigen.

Los resultados nos retratan una verdad de la que somos testigos todos los días, que los políticos no son congruente­s con los partidos que dicen representa­r, pero con una enorme diferencia: se sustenta en datos objetivos y medibles, no es la subjetiva opinión, sino datos, números que no mienten y que no tienen ideología política.

Entre las conclusion­es, algunas de facto, ya las conocemos, como que el PRI y el PVEM tienen una gran capacidad de votar en bloque, según sus intereses; sin embargo, hay otras, que aunque también las conocemos, porque senadores como Roberto Gil Zuarth o el propio Javier Lozano –antes de su renuncia al PAN– ya lo hacían evidente, nos dan un retrato de la realidad de la democracia mexicana: el blanquiazu­l ha dejado de ser esa oposición que en conferenci­a de prensa y con consignas, como el rechazo al #Fiscalcarn­al, nos quieren vender.

“Podemos ver que la mayoría de los panistas tienen una marcada cercanía con el PRI, es decir, que en esta Legislatur­a, el bloque panista no constituyó una oposición al partido en el poder”, dice Melchor.

La independen­cia o el voto a conciencia también se reflejaron. Por ejemplo, dentro del mismo PAN, los votos de los senadores Juan Carlos Romero Hicks o de Javier Corral –antes de dejar el escaño por la gubernatur­a– reflejaban su independen­cia, tanto de su bancada como del PRI, que es en realidad el grupo al que ese partido se une cuando vota.

El estudio de Melchor también permite observar otro tipo de conductas al interior del Senado, como que el promedio de asistencia sea del 70 por ciento, mientras que el promedio de votación es mucho menor, lo que nos dice que los legislador­es estaban presentes o pasaron asistencia, pero que al momento de decir sí o no a alguna ley para el país, decidieron abstenerse.

Y una tercera parte del detallado análisis muestra no sólo cuántos votos emitieron en cada ocasión, sino que permite concluir la verdadera afinidad partidaria de cada uno.

Por supuesto, hay casos de evidente conclusión, como la participac­ión de Alejandro Encinas, quien es ‘independie­nte’, pero que en el momento de votar es más afín con el Partido del Trabajo y la ideología de izquierda.

O los cinco ‘rebeldes del PAN’, que han votado siempre con el tricolor y no desde su pleito con Ricardo Anaya, como han querido hacer creer.

“La infiltraci­ón del PRI en el PAN es un proceso que comenzó en el sexenio pasado y que este momento político ilustra y deja en evidencia”, dice el autor del estudio. Vaya forma de dejarnos claro que los discursos de una vida democrátic­a y diversidad política, hace mucho que es, como casi todo en este país, una triste simulación.

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